Naturaleza

Cerro Tronador, entre el fuego y el hielo

Publicada: 

División Educación Ambiental – Parque Nacional Nahuel Huapi.

Colaboró la Dra. En Ciencias Geológicas Florencia Bechis

Su destacada altura no tiene el mismo origen que muchas de las montañas circundantes que forman la Cordillera de los Andes; este volcán milenario se originó a partir de la superposición de capas conformadas por su propio material volcánico emitido y depositado a lo largo de centenas de miles de años. Según estudios realizados se estima que los derrames de lava más antiguos ocurrieron hace 1.300.000 años atrás. Luego, hace 500.000 años, se produjeron erupciones del tipo explosivas junto a coladas de lava que le dieron al Tronador su máxima altura. El último registro de actividad data de 350.000 años de antigüedad. Por aquel entonces la actividad volcánica que se manifestaba por toda la zona donde el Tronador se encuentra, migró hacia el oeste dando origen a los volcanes Osorno y Calbuco en Chile, dejando sin actividad al Tronador hasta el día de hoy.

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El Tronador es clasificado como un estratovolcán debido a su formación a partir de capas o estratos de distintos materiales volcánicos depositados a lo largo de miles de años y que hoy se los puede observar en forma de rocas de diferentes tamaños y colores. Sobre el cuerpo principal del Tronador se pueden encontrar algunos de estos materiales, como coladas de basalto y andesita formadas a partir del enfriamiento de lava, o tobas constituidas a partir de la ceniza eyectada por el volcán. También se encuentran depósitos de lahares (bloques angulosos de roca) formados por la removilización de los productos volcánicos junto con agua proveniente de lluvias o del derretimiento del hielo de los glaciares. Por último se pueden observar depósitos de flujos piroclásticos (fragmentados por el fuego) que son flujos calientes formados por gases, cenizas y fragmentos de roca durante erupciones muy explosivas. Este último tipo de depósito es posible observarlo sobre el Tronador en los alrededores del refugio Otto Meiling, ubicado a 2.050 metros sobre el nivel del mar.

A lo largo de varios millones de años la Tierra sufrió un paulatino enfriamiento de la atmósfera, dando como resultado la formación de glaciares sobre las cumbres de la Cordillera. Las grandes porciones de hielo empujaron los materiales más blandos y cavaron el paisaje al pasar. Más tarde, los cambios climáticos propiciaron el lento derretimiento de esa gran masa de hielo, formando a su paso valles amplios, lagos y ríos, rodeados de abruptas laderas que se fueron poblando de bosques. Cuando las grandes lenguas de hielo comenzaron a retirarse de este terreno sucedieron aproximadamente 50 episodios de caídas de cenizas volcánicas en la cuenca del lago Mascardi y en menor medida en el Lago Nahuel Huapi. Los suelos sobre los que crecen hoy los densos bosques que rodean al Tronador se deben a las sucesivas caídas de ceniza volcánica a lo largo de la historia.

 

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Hoy, los glaciares sólo ocupan la cumbre del cerro Tronador. Lo rodean en total seis. Dos de ellos en territorio chileno llamados Glaciar Blanco y Casa Pangue y cuatro del lado argentino llamados glaciar Río Manso, Castaño Overa, Alerce y Frías. De los ubicados en territorio argentino, el glaciar Río Manso es el más extenso y de mayor volumen. Su lengua de hielo alcanza los cinco kilómetros y finalizan con un profundo precipicio de cientos de metros de altura. Al pie de este precipicio se origina el Ventisquero Negro que debe su nombre a los fragmentos de roca de diferentes tamaños provenientes de los derrumbes de las paredes del volcán, los cuales se acumulan en el glaciar formando capas oscuras que le dan al ventisquero su particular color negro.

Estas grandes masas de hielo que cubren al Tronador parecen a simple vista estáticas pero están en permanente movimiento. Sus frecuentes desprendimientos y avalanchas le otorgan su nombre a este cerro. El constante “tronar” de las masas de hielo que se desploman por los acantilados puede ser escuchado desde grandes distancias.

 

Bibliografía

  • Mónica Mermoz, Carmen Úbeda, Dora Grigera, Cecilia Brion, Carlos Martín, Elena Bianchi, Horacio Planas. El Parque Nacional Nahuel Huapi, sus características y estado de conservación. Argentina. Editorial APN. Buenos Aires 2009.
  • Patricia Sruoga, Dra. Mariela Patricia Etcheverría. Puesta en Valor y desarrollo de los atractivos geológicos del área cerro Tronador – Pampa Linda, provincia de Río Negro.Informe SEGEMAR y Parques Nacionales. Agosto 2005.
  • Sitios de interés geológico de la República Argentina. CSIGA (Ed.) Instituto de Geología y Recursos Minerales. Servicio Geológico Minero Argentino, Anales 46, II, 461 págs. Buenos Aires. 2008.
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