Ambiente

Ganadería sostenible: El límite de los pastizales

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Después de dos años de mediciones, un equipo de investigación pudo determinar un valor umbral de pastos por debajo del cual el ambiente se resiente debido al pastoreo del ganado. El trabajo se efectuó en Mar Chiquita, provincia de Buenos Aires. Los resultados pueden ser aprovechados por el productor ganadero.

POR GABRIEL STEKOLSCHIK (NexCiencia)

Montaron una torre metálica de seis metros de altura. Le instalaron un sistema de sensores que medían continuamente algunas variables meteorológicas y la concentración de vapor de agua y de dióxido de carbono del aire en un radio de 1.500 metros a la redonda. Mensualmente, recolectaban los datos almacenados.

También, una vez por mes, medían el porcentaje de tierra cubierto por las distintas especies de pastos. Además, se llevaban muestras de terreno al laboratorio para determinar la cantidad total de materia viva, es decir, la biomasa. Lo hicieron durante dos años. Fue en una estancia ganadera de Mar Chiquita, en la provincia de Buenos Aires. “El lugar es una marisma salada. Es un ambiente relativamente sencillo que permite identificar interacciones entre los animales, las plantas y la presencia de agua, entre otras”, señala Marisa Gassmann, Investigadora del CONICET en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Querían averiguar cómo evoluciona la biomasa de los pastizales a lo largo del tiempo en función de la disponibilidad de agua del terreno. Para eso, con los datos de los sensores, calcularon la evapotranspiración, una variable que representa el proceso de intercambio de vapor de agua entre la superficie y la atmósfera.

La evapotranspiración mide dos procesos: uno es la evaporación del agua desde el suelo; el otro es la liberación de vapor de agua a través de las plantas por el proceso de transpiración. Se trata de una variable muy utilizada para estimar el rendimiento de los cultivos. Por ejemplo, se calcula cuántos kilos de maíz por hectárea se obtendrán en función de la tasa de evapotranspiración de ese cultivo.

“En el caso de los pastizales, no es usual que se estudie la relación entre la biomasa y la evapotranspiración. En ese sentido, consideramos que este es un trabajo bastante original, sobre todo para nuestro país, y en un ambiente que no es tan estudiado, como son los pastizales de marismas saladas”, acota Gassmann.

La originalidad del trabajo se extiende a otro aspecto de la investigación: “No encontramos ningún trabajo, nacional o internacional, que estudie los efectos del ganado sobre la relación entre biomasa y evapotranspiración en marismas saladas”.

Umbral de consumo

Estudiaron tres áreas que estaban alrededor de la torre, dentro del rango de alcance de los sensores: una tenía ganado pastando todo el año (la llamaron “de alto impacto” del ganado); en otra, los animales pastaban desde agosto a febrero (“impacto mediano”); la tercera, denominada de “impacto bajo”, era una zona sin pastoreo.

Decidieron relacionar cómo se comportaba la evapotranspiración con respecto a los cambios en la biomasa de vegetación por el impacto del ganado. Y encontraron que había respuestas diferentes de la relación evapotranspiración-biomasa dependiendo del efecto del ganado.

En el ambiente sin impactar por el ganado ocurrió lo esperado: la biomasa de vegetación aumentaba con el incremento de la evapotranspiración, es decir, de la disponibilidad de agua.

Pero no observaron lo mismo en el ambiente moderadamente impactado: “Allí encontramos que, con el aumento de la evapotranspiración, la biomasa de vegetación disminuía. Esto significa que, aun con disponibilidad de recursos para el crecimiento vegetal, el consumo del ganado sobrepasa a la producción de vegetación”.

Finalmente, en el ambiente con alto impacto del ganado, comprobaron que la especie de la que se alimentan los animales, Spartina densiflora, desaparecía. En su lugar, crecían yuyos y malezas que el ganado no elige como alimento.

“Principalmente, lo que pudimos encontrar a partir de la comparación entre los tres sitios es que hay un valor umbral de vegetación, de la cantidad de biomasa en la superficie, a partir del cual, si el ganado sigue pastoreando, al ambiente le va a costar mucho recuperarse”.

Los resultados del estudio, publicado en el International Journal of Biometeorology, indican que ese valor umbral es de 816 gramos/m2 de biomasa de Spartina.

Tras aclarar que ese número es válido para ese ecosistema particular, la investigadora explica que “es un valor que puede servirle al productor como indicador del momento en que debería mover el ganado de un lote a otro”.

-Tendría que haber alguien que mida la biomasa…

-Sí, pero es un proceso bastante sencillo de realizar.

La investigación produjo otro resultado significativo: “Nuestras mediciones mostraron que esa región de Mar Chiquita tiene una capacidad de secuestro de dióxido de carbono muy buena, mucho mejor que ambientes similares en el hemisferio norte, con lo cual todo lo que siempre te dicen, que no hace falta medir acá porque es lo mismo que lo que miden en el hemisferio norte, no es cierto. Tenemos que medir las tasas de secuestro que tienen nuestros ambientes”.

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