Pequeñas y aparentemente inofensivas, las moscas del Mediterráneo no son sino todo lo contrario, y pueden amenazar los medios de vida de los agricultores, limitar el transporte de cultivos y perjudicar el comercio internacional y la seguridad alimentaria. Las larvas de la plaga se trasladan de un país a otro con las personas y con el transporte de frutas y hortalizas, ingresan y se propagan a áreas libres de plagas y alcanzan zonas destinadas a la fruticultura comercial, donde dañan las frutas. Aunque las frutas se pueden desechar, las plagas siguen desarrollándose y acaban llegando a otras zonas agrícolas, en un círculo vicioso interminable.
“Ante la constante amenaza de que las moscas del Mediterráneo se desplacen de un lugar a otro y perjudiquen la industria agrícola, el camino a seguir es actuar antes de que esto ocurra —afirmó Walther Enkerlin, entomólogo del Centro Conjunto FAO/OIEA—. La aplicación preventiva de la TIE es un mecanismo respetuoso con el medio ambiente que impide la introducción y la propagación inicial de las moscas del Mediterráneo antes de que empiecen a dañar las zonas agrícolas”.
La estrategia preventiva de control de plagas puede llevarse a la práctica mediante la suelta de insectos estériles en zonas libres de plagas en riesgo de que estas ingresen. Cuando una plaga ingresa a una de estas zonas, los insectos estériles de la misma especie están listos para interceptarla y aparearse, evitando así que se reproduzca. Este método, denominado programa de suelta preventiva, fue concebido a mediados de la década de 1990 por un grupo de expertos internacionales, entre los que se encontraba personal del OIEA y de la FAO, y aplicado en la cuenca de Los Ángeles y, unos años más tarde, en Miami, Florida (Estados Unidos). Estos proyectos siguen en marcha y han logrado reducir considerablemente los brotes en las zonas libres de moscas de la fruta, lo que significa que el método es eficaz en relación con los costos.
Mediante la aplicación de un programa de suelta preventiva, tanto la Argentina como Chile han conseguido evitar el surgimiento de futuros brotes que afectarían a la producción y las exportaciones de frutas y hortalizas frescas. “Si no se adoptan medidas preventivas, cuando se quiere detener la infestación de plagas muchas veces ya es demasiado tarde y demasiado costoso, lo que también puede llevar a una enorme pérdida económica para las exportaciones de frutas y hortalizas”, añadió el Sr. Enkerlin.
Desde que el programa de suelta preventiva se puso en marcha en Chile en enero de 2020 y hasta noviembre de 2021, no se produjeron nuevos brotes en las zonas fijadas como objetivo. Los funcionarios del SAG de Chile esperan poder ampliar el área de suelta de las moscas del Mediterráneo estériles para prevenir futuros brotes, y están llevando a cabo estudios piloto utilizando drones y máquinas de suelta terrestre para soltar moscas del Mediterráneo estériles sobre determinados lugares delimitados.
El OIEA, por conducto de su programa regional de cooperación técnica, ha prestado apoyo tanto a la Argentina como a Chile facilitando asesoramiento especializado e impartiendo capacitación y talleres sobre los diferentes componentes de la aplicación de la TIE.
Foto portada: La mosca del Mediterráneo, originaria del África Subsahariana, se ha propagado por la región mediterránea, el sur de Europa, Oriente Medio, Australia Occidental, América del Sur y América Central y Hawai, y ha infestado cientos de variedades de frutas y hortalizas. (Fotografía: R. Cardoso Pereira, FAO/OIEA)
Autora: Puja Daya
Enlace original:
https://www.iaea.org/es/newscenter/news/evitan-mosca-del-mediterraneo-argentina-chile