Ambiente
¿Contamina o no contamina?
Vuelve a surgir el fantasma de Botnia, o cómo se llame, el nombre no hace al tratamiento de este artículo. Sólo intentaré ir al fondo de la cuestión que siempre fue un ícono en la problemática ambiental, y es saber si la actividad contamina o no contamina.
Allá por el año 1993, estando en ejercicio de la función pública y en albores de la legislación ambiental, poco había en materia legal. En ese momento recibí la consulta de un abogado, representante legal de una empresa a punto de ser sancionada con la clausura. Debido a ese vacío legal me querían demandar ellos a mí, entonces nació la pregunta del millón; le pregunté si el establecimiento contaminaba o no contaminaba.
Allí también fue necesario explicar que el medio ambiente lo integramos todos y si ellos estaban convencidos que no contaminaban con su vertido líquido, pues entonces que pusiera un caño al tanque de reserva y ellos comenzaran a tomar de ese líquido. Al negarse rotundamente, comprendió la gravedad del daño ocasionado. Le expuse sencillamente que si ellos no querían tomar el vertido, por qué otras personas debían aceptarlo. Aunque parezca increíble así fue y marcó desde ahí un hito en el concepto ambiental de mi gestión.
Mediante esa acción establecí el principio de “responsabilidad compartida”, y la metodología era la siguiente: ante una auditoría o inspección yo le proponía que el industrial me indicara qué parte del proceso era para él la más contaminante y cuáles serían las medidas necesarias para mitigar ese daño, siempre actuando ambos de buena fe. Firmábamos un acta compromiso, fijando los plazos y las acciones a seguir y lo llamábamos “cronograma de adecuaciones”. Si necesitaba un plazo de 60 días, por ejemplo, se los otorgaba, pero el día 61 estaba volviendo a inspeccionar y si no había cumplido, le aplicaba las sanciones correspondientes.
Siempre gestioné desde el sentido común, y creo que en el caso de la papelera uruguaya se puede hacer la misma pregunta. ¿Contamina o no contamina?
Creo que contamina y acá debemos ayudarnos con los bioindicadores que son los peces y los moluscos bivalvos. El agua de vertidos está cargada de elementos foráneos al curso del río, como así también de una notoria elevación de la temperatura del agua.
Mañas más o mañas menos, no se desea hacer nada de nada, pero eso es muy grave porque el recurso se poluciona cada vez más. Creo que esa falta de gestión hace necesario que se tomen medidas severas y extremas pues si los que operan la planta dicen que no contaminan, entonces que suban el agua de vertido a un tanque de reserva y la utilicen para su consumo.
Creo ser suficientemente claro, como lo fui en mi inicio de gestión hace 20 años atrás. Para recuperar la seriedad en la gestión ambiental, se debe partir de un acto de buena fe, porque si somos responsables en el cuidado de la naturaleza, no habrá mañana culpables en las cortes judiciales.
No debemos esperar más, el daño ambiental es irreparable ya que estamos perdiendo la biodiversidad y lo que es peor, se daña salvajemente la salud de toda la población.
Este humilde aporte lo hago para aclarar un poco este tema tan controvertido, y responder sencillamente.
¿Contamina o no contamina?, esa es la cuestión de fondo siempre en la problemática ambiental, el resto son artilugios legales para no hacer nada.
No hay medias tintas, un vaso de agua pura con una gotita de nafta se contamina y el agua tendrá sabor a nafta.
Así de simple, como para comprenderlo.