Ciencia

El desafío de combatir el avance de dos enfermedades parasitarias

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Un equipo liderado por el investigador del CONICET Fernando Rivero se encuentra en la búsqueda de nuevos métodos de diagnóstico rápido para detectar la tricomoniasis humana y la tricomonosis bovina.

Un grupo de especialistas del CONICET en el Laboratorio de Biología Molecular, Inmunología y Microbiología (LaBIM) del Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (IMSaTeD, CONICET-UNSE) trabajan actualmente, bajo el liderazgo del investigador Fernando Rivero, en  el objetivo concreto de intentar frenar –a través del desarrollo de métodos de diagnóstico, tratamiento y prevención- el avance de dos enfermedades parasitarias que atentan respectivamente contra la salud humana y animal: la tricomoniasis humana, infección que se origina vía transmisión sexual, y la tricomonosis bovina, que afecta el tracto genitourinario del ganado bovino.

El IMSaTeD es un centro de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Santiago del Estero, en el que especialistas orientan sus esfuerzos en generar soluciones para la identificación rápida de distintas afecciones. En particular, el equipo científico liderado por Rivero, se embarca en la búsqueda de nuevos desarrollos que permitan combatir la tricomoniasis y la tricomonosis.

Trofozoítos de Tritrichomonas foetus, identificados por medio de técnicas de microscopía electrónica de barrido. Foto: gentileza investigadores.

Aunque estas enfermedades pueden ser tratadas con drogas para eliminar los parásitos del organismo, estos tratamientos no impiden la reinfección. Una explicación de ello es que los invasores muchas veces presentan resistencia a los fármacos desarrollados en la actualidad. Algo parecido ocurre con el desarrollo de vacunas. Todavía no se avanzó en la producción de opciones para afrontar la tricomoniasis humana y, en el caso de la tricomonosis bovina, se probaron algunas alternativas que no tuvieron una alta efectividad. En este sentido, Rivero considera que se encuentran frente al desafío de generar respuestas rápidas en métodos de diagnóstico y tratamientos efectivos.

De acuerdo con Rivero, la tasa prevalencia de la tricomonosis bovina es alta en la Argentina, así como en otros países de Latinoamérica que se caracterizan por una significativa producción ganadera, pero también en Estados Unidos y en Nueva Zelanda donde se registran numerosos casos por la misma particularidad. Respecto a la tricomoniasis, señala que aún no hay muchos datos de prevalencia concretos. Esto se debe a que, en gran medida, hay personas que no realizan los debidos reportes o que no confirman mediante análisis la presencia de la infección. De esta situación se desprende otro problema: el de la automedicación sin prescripción médica, aspecto que tampoco favorece a contar con información fehaciente. Por lo tanto, el investigador asegura: “Son datos que están subestimados; la mayoría de hombres que poseen la enfermedad no saben que la tienen porque son asintomáticos, con lo cual no hay información epidemiológica certera ni precisa, y esa es una de las cosas que nosotros queremos cambiar”.

La situación de la tricomoniasis

El agente causal de esta enfermedad en humanos es Trichomonas vaginalis (Tv), un protozoario parásito de transmisión sexual, que afecta los sistemas urinario y genitales de los seres humanos. En los hombres no suele presentar sintomatología, a pesar de que estos son los principales transmisores; sin embargo, en las mujeres produce más daño, pudiendo generar no sólo enfermedades inflamatorias, sino también abortos e infecciones en el tracto genitourinario o incluso del peritoneo.

Pero no sólo tiene implicancias médicas, sino también sociales y legales. La detección en hospitales infantiles de esta enfermedad, donde la presencia del parásito puede ser indicativo de abuso sexual, da cuenta de lo valioso de comprender y abordar esta enfermedad en diversas dimensiones. Y si bien si dispone de un método diagnóstico de referencia, cultivo y observación microscópica, requiere de profesionales capacitados y de infraestructura adecuada. “Debido a la dificultad que implica detectar esta infección y sobre todo en muestras de pacientes masculinos, es necesario disponer de un método de análisis en el laboratorio que identifique al parásito en forma rápida y efectiva para evitar su propagación”, enfatiza el investigador.

Trofozoítos de Trichomonas vaginalis, observados mediante técnicas de microscopía de inmunodeficiencia. Foto: gentileza investigadores.

Asimismo, señala que uno de los aspectos fundamentales para el desarrollo de nuevos métodos diagnósticos y de vacunas se basa en el estudio de los mecanismos de diferenciación de estos microorganismos. En el caso del Tv, el proyecto de investigación que promueven desde el laboratorio del IMSaTeD consiste en analizar las variaciones antigénicas de las proteínas de superficie de los parásitos que revelan un ingenioso mecanismo utilizado para evadir la respuesta inmune: “Este fenómeno puede explicarse como un cambio de disfraz de estos microorganismos unicelulares al ingresar a nuestro cuerpo, para que éste no los pueda reconocer y así logren evadir al sistema inmunológico”, explica. Y agrega: “Si logramos manipular este proceso estaremos cerca de lograr una vacuna efectiva para prevenir y/o tratar la tricomoniasis humana”.

Avances en tricomonosis bovina

Tritrichomonas foetus es un parásito flagelado que se ubica en la cavidad prepucial de los toros infectados, y que puede ocasionar abortos e infertilidad en las vacas, y así impactar directamente en el desarrollo productivo y económico regional. “En una investigación en curso sobre la tricomoniasis bovina, nos proponemos el desafío de mejorar y optimizar el diagnóstico de esta enfermedad”, sostiene Rivero, y confiesa que actualmente el método que implementan –que por cierto plantea dificultades logísticas y de contaminación propias del trabajo de campo- consiste en realizar raspajes prepuciales en los animales con el propósito de obtener muestras, para luego liberarlos en el rebaño hasta la espera del diagnóstico que puede demorar varios días. En este proyecto, Rivero trabaja junto con su equipo y al investigador del CONICET y co-equiper en el IMSaTeD, Pedro Carranza.

Rivero explica que a partir de la identificación y caracterización de proteínas liberadas por el parásito están desarrollando un kit de detección basado en la cromatografía lateral: una técnica similar a la utilizada en las pruebas convencionales de embarazo. Esta herramienta de screening va a permitir la toma y el análisis de muestras mientras el toro está retenido en el cepo, posibilitando una detección instantánea. “Este diagnóstico resulta crucial para que los productores tomen decisiones inmediatas sobre la gestión del ganado, que permitan reducir la propagación de la enfermedad en el rebaño”, asegura el protagonista del estudio.

Fernando Rivero junto a Lucía López. Foto: gentileza investigadores.

A la vez, el grupo científico evalúa el potencial biocida de extractos vegetales sobre aislamientos in vitro de tricomonados, con el objetivo de descubrir alternativas terapéuticas a las drogas antiparasitarias que los últimos años evidenciaron una disminución en su efectividad debido a los mecanismos de resistencia de los parásitos. Este y el resto de los avances logrados pone en relieve el compromiso del equipo interdisciplinario en seguir avanzando para desarrollar tratamientos innovadores y estrategias preventivas. “Exploramos constantemente nuevas vías para comprender la variabilidad del parásito y tratar de encontrar debilidades potenciales que puedan ser aprovechadas en la búsqueda de vacunas, fármacos y terapias más eficaces”, concluye el investigador.

Foto portada: Fernando Rivero observa muestras junto a Lucía López. Foto: gentileza investigadores.

Por Área de Comunicación del CONICET NOA Sur

Fuente: CONICET

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