El acto se llevó a cabo de manera mixta presencial y virtual desde el Salón de Actos de la Sede Central de la CNEA y contó con la presencia de Nora, hija de Juan Flegenheimer, y Celia, la menor de tres hijas de Jorge Sabato. También participó la señora Carmen Rodríguez de Flegenheimer a través de YouTube.
Como gesto de agradecimiento por la donación recibida, la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, hizo entrega del acta de recepción de los materiales bibliográficos y una placa recordatoria.
El vicepresidente de la CNEA, Diego Hurtado, fue el encargado de hablar de los homenajeados y recuperó de forma resumida los mayores aportes que cada uno de ellos hizo en el contexto de una CNEA y una Argentina pujante durante los años ’60 y ’70.
“Hoy estamos homenajeando a dos tecnólogos, dos miembros de la CNEA que supieron cómo lidiar con el gran problema de los países en desarrollo como la Argentina, que es la tecnología, que seguimos teniendo hoy, y que seguimos intentando avanzar sobre él”, comenzó su presentación. Y agregó que “sus trayectorias se dieron en lo que se llama el Primer Ciclo de Industrialización, lo cual es esencial para entender la trayectoria de la CNEA y la importancia de los aportes de Flegenheimer y Sabato, cuando la característica no era buscar la frontera tecnológica sino concentrarse en la generación de capacidades nacionales, en la generación de entornos institucionales-empresariales”.
De Jorge Sabato recordó su “pragmatismo sofisticado”, y también su don de comunicador nato. “Quedarse con el título de ‘El Triángulo de Sabato’ es una injusticia, porque es un desarrollo en el que muestra una profunda comprensión de lo que es la Argentina en sus capacidades tecnológico-industriales”, reclamó.
Del doctor Juan Flegenheimer, resaltó que se doctoró en Química en 1954 en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Fue alumno del físico alemán Walter Seelman-Egebert quien, a su vez, había trabajado con Otto Hahn, el descubridor de la fisión nuclear. Fue uno de los grandes protagonistas de la radioquímica en Argentina. “El punto más alto de su carrera fue en 1968, cuando al frente del grupo de Radioisótopos pone en marcha la planta de reprocesamiento en el Centro Atómico Ezeiza”, enfatizó Hurtado.
Ambos trabajaron por el desarrollo de la Argentina y Latinoamérica. En 1977, Sabato escribió “la llave de la independencia de América Latina es el entendimiento argentino-brasileño, y la llave del entendimiento argentino-brasileño es la cooperación nuclear”. Dos años después de su fallecimiento, en noviembre de 1983, se produjo la cumbre entre Alfonsín y Sarney que abrió la cooperación nuclear binacional y sigue siendo ejemplo global hasta el día de hoy.
Por su parte, la jefa del departamento Centro de Información “Eduardo Savino” del Instituto Sabato y el Centro Atómico Constituyentes, Natalia Guazzone, agradeció en nombre de la CNEA a ambas familias por la donación y por la confianza para la custodia y difusión de esos acervos bibliográficos personales. Asimismo, relató el proceso de clasificación, custodia y difusión que realizaran con las colecciones.
Para finalizar, Celia Sabato expresó el agradecimiento de su familia, “no solo a sus autoridades, sino a todas y todos los que trabajan en la CNEA porque mantienen el legado de nuestros padres y madres, como Martínez Vidal, como Emma Pérez Ferreira y tantos otros”. Y agregó: “En momentos en que se escucha decir que la ‘Argentina es un país inviable’, que ‘es mejor probar suerte en otro país’, está muy bueno ver cómo la CNEA, incluso atravesando tiempos difíciles, sigue defendiendo ‘la materia gris’ como decía mi papá y es lo que vemos que sucede a lo largo de los años”, señaló.
En coincidencia, Nora Flegenheimer rescató que “nuestros padres nos enseñaron que las cosas que se hacen, se hacen con gusto, en el país”.