Ciencia
Tres estrategias para proteger al Chaco argentino de la deforestación
Ecoturismo, ganadería sostenible y herramientas digitales, tres actividades que, cada una por su lado, se implementan en el Chaco argentino para hacer frente a la pérdida de sus bosques nativos, una cifra que ha aumentado en los últimos años. La expansión de la frontera agropecuaria en el Gran Chaco argentino ha convertido esta región en uno de los focos más graves de la deforestación en Latinoamérica. Los bosques de este territorio ubicado al norte del país desaparecen a gran velocidad, empujados por los cultivos de soya y la producción de carne. En el segundo semestre de 2021, se perdieron 10 331 hectáreas de áreas forestales, de acuerdo con un informe de la Subsecretaría de Recursos Naturales de la Provincia del Chaco.
La iniciativa de MapBiomas —de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) y publicada a finales de 2022— alertó sobre la pérdida de 9.5 millones de hectáreas entre 2000 y 2021 en la región del Gran Chaco que además del argentino incluye también Paraguay, Brasil y Bolivia, como resultado del uso del cambio de uso del suelo, principalmente de bosque a pastizales y agricultura.
Pero no todas son acciones en contra, ciudadanos y entidades estatales han creado estrategias para detener el efecto de las malas prácticas en este territorio que formó parte de lo que alguna vez fue el Gran Bosque Chaqueño y que atraviesa cuatro países:
Estas son tres iniciativas que buscan recuperar esta ecorregión que tiene bajo su tierra una gran reserva de carbono:
Un territorio para el yaguareté
Hace dos décadas, los propietarios de la Reserva Tantanacuy —un área privada y protegida de conservación— comenzaron a realizar actividades ecoturísticas para protegerse de la tala que acabó con las áreas aledañas. Esta acción convirtió en un santuario a la reserva y logró salvar 2500 hectáreas de bosque nativo que se convirtieron en un espacio seguro para la fauna y la flora chaqueña.
Los safaris especializados y la observación de aves son un respiro para el Chaco argentino. Además, la reserva tiene un convenio con el Proyecto Yaguareté que logró documentar en los terrenos la presencia del jaguar o yaguareté (panthera onca), un hallazgo positivo, puesto que Argentina es el país sudamericano con menos ejemplares registrados.
Las iniciativas de conservación en tierras privadas son una oportunidad para disminuir costos en la operación de las áreas protegidas públicas. Sin embargo, es esencial la presencia del Estado para el control de las actividades turísticas, señala Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina. Además, también es necesario que las iniciativas particulares se acompañen con un diseño de paisaje que esté reflejado en el ordenamiento ambiental de los bosques nativos”, resalta el experto.
Una ganadería que cuide los bosques
Una de las apuestas del Refugio Privado El Cachapé es el engorde del ganado con pastizales naturales. Esto quiere decir que no se introducen especies de pastizales exóticas ni tampoco se remueven algunos pastos en beneficio de otros. Esto facilita que el mismo ambiente haga una selección natural y que los mismos animales sean quienes dispersen las semillas.
La transmisión de este conocimiento a sus trabajadores es otra de las actividades en la que está enfocado Boló. Si se conoce la importancia de conservar el lugar y de no cazar los animales, dice, será más fácil continuar protegiendo las 1800 hectáreas de bosque que tiene el refugio y en la que viven especies arbóreas con edades de entre los 300 y 400 años.
La tecnología al servicio de la naturaleza
La falta de recursos estatales para monitorear el Chaco argentino es uno de los principales problemas para su conservación. En 2022, el gobierno provincial del Chaco expuso en Washington, Estados Unidos, el Eco-Token del Chaco. Se trata de una herramienta digital basada en criptomonedas para obtener recursos que ayuden a conservar este ecosistema. Lo que se busca es que los pagos provengan del mercado de capitales internacionales en compensación por los servicios ecosistémicos que entrega esta importante área boscosa.
Con los recursos, el gobierno provincial pretende tener un mayor control en el territorio con mejores sistemas de vigilancia que fortalezcan a los guías forestales y el control efectivo de la policía. La idea es empezar con cien mil hectáreas, de las cuales la mitad son áreas forestales y comprenden reservas estratégicas.
La propuesta deja algunas dudas como quiénes están interesados en este mercado, en especial porque estas tecnologías se caracterizan por su desconfianza hacia las entidades gubernamentales. También existe la pregunta de cuál sería el plan B si no funciona esta estrategia. El Chaco argentino tiene amenazas latentes que requieren de soluciones urgentes, aseguran los expertos.
“No debe perderse de vista la importancia de que estos servicios ecosistémicos sigan estando disponibles para las comunidades locales y los pueblos originarios. Se debe asegurar que cualquier mercadeo de los mismos no afecte negativamente a esos actores en territorio”, destacan desde la Fundación Vida Silvestre.
Foto portada: Monitoreo de población de jaguar en Argentina. Crédito: Proyecto Yaguareté – CeIBA – IBS – CONICET.
Fuente: es.mongabay.com