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A tres años del lanzamiento del SAC-D Aquarius
El 10 de junio de 2011 quedó marcado en el calendario de todos los argentinos: ese día se lanzó con éxito el satélite SAC-D Aquarius. En el proyecto participaron varias instituciones, demostrando el alto nivel de nuestra ciencia y tecnología, y recordando la importancia de los desarrollos en conjunto. CONAE, INVAP, CNEA, universidades y agencias espaciales de cuatro países reunidas en un mismo proyecto que aquí recordamos.
La misión estuvo a cargo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), mientras que el satélite fue diseñado y construido por la empresa estatal INVAP. Por su parte, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) aportó los paneles solares, y la agencia espacial NASA de Estados Unidos desarrolló el instrumento Aquarius, el más importante del proyecto. El resto de los ocho equipos que lleva el satélite se construyeron en entidades de Canadá, Italia, Brasil, Francia y Argentina, y además participaron varias universidades nacionales y otros establecimientos del Sistema Científico Tecnológico Argentino.
El SAC-D Aquarius, construido bajo el propósito de medir mensualmente la salinidad del agua en la superficie oceánica, pesa 1.400 kg, tiene 7 metros de largo, 2.7 metros de diámetro y fue lanzado desde una base espacial en la ciudad estadounidense de Santa Bárbara, California.
El parámetro de la salinidad es muy importante porque, junto con la temperatura, determina la densidad del agua. Cualquier cambio en esos índices tiene una implicancia directa en las dinámicas de las corrientes oceánicas, y utilizando esa información se pueden obtener interesantes modelos climáticos. Con esos datos, los expertos ya están detectando alertas tempranas de inundaciones e incendios; además, permiten avanzar en las investigaciones sobre el cambio climático; conocer las masas disponibles de agua; considerar variables vinculadas con la aparición de epidemias y hasta prever posibles sequías.
Los inicios del SAC-D
Las primeras conversaciones por el Sac-D se remotan al año 2002, aunque las primeras tareas comenzaron a desarrollarse en el 2004. En ocasión del lanzamiento del satélite, en junio de 2011, Naturaleza & Tecnología dialogó con la Dra. Torrusio, bióloga especializada en imágenes satelitales aplicadas al medioambiente, e investigadora principal de la CONAE, y con el Ingeniero Raúl Fernando Hisas, quien fue el “program manager” del proyecto (coordinador). Ambos compartieron interesantes apreciaciones que vale la pena recordar.
“La misión surgió a partir de una necesidad de la NASA, que estaba buscando un socio para integrar su instrumento Aquarius. La CONAE decidió presentarse al concurso y ganó. En ese momento comenzaron las ideas iniciales, los papeles, el diseño, hasta que en el 2004 empezaron las primeras tareas concretas. Se pasó por un período en Bariloche, donde se hizo la plataforma, y también en otras zonas del país donde se fueron armando los instrumentos. Más tarde llegaron los otros desde Estados Unidos, Francia e Italia, y una vez que estuvieron listos se pasó a la integración, que también se llevó a cabo en la ciudad rionegrina. De allí viajó a Brasil, donde se pudo probar al satélite antes de ser puesto en órbita. Nueve meses después se lo llevó hasta Vandenberg, donde se lo terminó de probar. Finalmente, se montó al cohete, y se lo lanzó. Fue un verdadero trabajo en equipo: si alguna de las partes fallaba, fallaba la misión”, aseguró la Dra. Torrusio.
Por su parte, el Ing. Hisas, se refirió al significado de la iniciativa y la relevancia de haberla desarrollado exitosamente: “El SAC-D Aquarius es un proyecto que, por su magnitud, es muy importante como proyecto del país, no sólo por su envergadura sino también porque involucró a un montón de grupos, desde el sistema científico atómico argentino hasta empresas de todo tipo. Para todos los que trabajamos en el SAC-D, sin dudas, fue un proyecto muy grande… de esos que quizás se dan una sola vez en la vida”.