Educación
Agroecología desde una perspectiva multidisciplinaria
En 2019 se inició el Proyecto Comunitario del Centro de Educación Técnica Nº 11 –Escuela Secundaria de Formación Agraria- (CETNº11-ESFA, El Juncal, Río Negro), cuyo eje pedagógico ha sido la discusión agroecológica desde una perspectiva multidisciplinar. Durante ese primer año, el hecho de concretar la experiencia se transformó en sí en un logro, y en aquel momento NyT elaboró esta entrevista que, pandemia mediante, no se pudo publicar. Hoy, en esta nueva etapa digital de la revista retomamos el contacto para darle difusión a esta interesante iniciativa a través de ese reportaje de 2019 y un anexo con los puntos que han ido enriqueciendo la propuesta.
Aquellos primeros pasos
Reproducimos la entrevista con la Coordinadora de Prácticas Profesionalizantes, Prof. Iris Josefina Liscovsky, y la Animadora Rural, T.S. Magdalena Lacanal. Agradecemos también al EQUIPO DE DIRECCIÓN CET N° 11: Prof. Mariela Dall`Armellina; Prof. Gustavo Delavaut; Prof. Marina Brozina; Prof. Anibal Miqueo.
¿Cuáles son los objetivos y cómo surgió la iniciativa del proyecto comunitario “Seguridad alimentaria y potenciación comunitaria con la Huerta Fátima”?
El Proyecto de Prácticas Profesionalizantes guarda una íntima relación con el Proyecto Educativo Institucional –PEI- del CET Nº 11-ESFA, que pretende generar intervenciones socio-productivas que fortalezcan un escenario futuro de Soberanía Alimentaria a través de:
-Contribuir con la consolidación de la seguridad alimentaria, bajo una mirada social, ecológica y solidaria que reivindica al alimento como objeto político.
-Promover el uso del conocimiento técnico, para construir estrategias desde un paradigma donde el saber se ponga al servicio de contrarrestar a la problemática alimenticia.
-Fomentar una mirada compleja (humana, social, ecológica y económica) frente al planteo de alternativas agropecuarias.
-Desarrollar valores profesionales asociados a la conciencia social, con base organizativo-solidaria.
A la luz de esos objetivos, desde el equipo del CET N°11-ESFA se indagó en diferentes espacios para territorializar el Proyecto Comunitario de Prácticas Profesionalizantes. Así, se llegó a la Huerta Comunitaria y Agroecológica de Fátima, con una impronta interinstitucional que invita a integrar esfuerzos para lograr mejores resultados formativos, productivos y sociales. En esta articulación, se define la importancia de desarrollar un proyecto que invite a los huerteros a participar de las decisiones y mejoras de la huerta, atravesado por encuentros, acciones y evaluaciones compartidas con los/as estudiantes. Nos unen las ganas de reflexionar sobre las problemáticas alimentarias y de buscar estrategias que nos movilicen como actores activos de nuestros proyectos (colectivos e individuales) de vida.
¿De qué trata el proyecto comunitario “Seguridad alimentaria y potenciación comunitaria con la Huerta Fátima”?
El proyecto institucional de Prácticas Profesionalizantes a través del Proyecto comunitario “Seguridad alimentaria y potenciación comunitaria con la Huerta Fátima” busca poner en valor al futuro Técnico en Producción Agropecuaria en un contexto de vulnerabilidad alimentaria. En este sentido, se pretende una formación que supere los aspectos productivo-rentista, incorporando factores sociales a la cuestión alimentaria. Desde esta perspectiva, se reconoce que el acceso al alimento debe tratarse desde lo comunitario y lo participativo, enraizado en el proceso social al que se suma. Dicho esto, a continuación se sintetizará el origen de la Huerta Agroecológica y Comunitaria de Fátima.
En Viedma, como en muchas ciudades del mundo, la vulnerabilidad social es preocupante, principalmente cuando se manifiesta como un limitado acceso al alimento de las familias. En el año 2016, con el fin de abordar la preocupación alimentaria, la Parroquia Nuestra Señora de la Merced abre un comedor y albergue comunitario denominado “El Buen Samaritano”. En un principio, el comedor se nutrió de donaciones de la comunidad, aunque no siempre se lograba abastecer todas las necesidades. A partir de 2017, quienes colaboran con el comedor buscaron resolver la problemática del abastecimiento de alimentos y su sostenibilidad en el tiempo a través de relaciones interinstitucionales. En este sentido, surge la idea de desarrollar una huerta urbana y comunitaria.
La ubicación de la huerta desde un principio se concretó en el patio de la Iglesia de Fátima. Ese espacio, había pasado por una historia de uso que lo redujo a un cúmulo de escombros y residuos sólidos. A pesar de la necesidad de reacondicionar el espacio y las horas de trabajo que demandaría convertirlo en productivo, la extensión apropiada y la cercanía con el centro de la ciudad favorecerían la llegada de huerteros y la expansión de cultivos, por lo que se constituyó en un espacio óptimo.
Aunando todos los hechos relatados, se constituye la Huerta Comunitaria y Agroecológica de Fátima (en adelante “la Huerta”). A partir de esta definición, se planteó la producción de los alimentos desde una mirada política y de derechos, o sea, la finalidad es favorecer el acceso a los más vulnerables contrarrestando la postura del alimento como mercancía. Bajo esta perspectiva, la huerta adopta tres ejes fundamentales: 1) formar sujetos activos en la acción y decisión frente a los conflictos alimentarios; 2) formar personas con conocimiento para producir y transmitir formas de producción de alimentos; y 3) generar nuevos circuitos de comercialización tendientes a promover una democracia alimentaria.
Ante la búsqueda de intervenir en los procesos y demandas territoriales, la temática de las huertas urbanas y periurbanas se asumió como una oportunidad para que en 4to año del Ciclo Superior (6to año) los estudiantes pudieran poner en valor sus desempeños agropecuarios desde una mirada compleja. Así, el espacio de la de la Huerta resultó significativo para la propuesta del PEI- CETNº11-ESFA, definiéndose las estrategias de Prácticas Profesionalizantes en torno de tres ejes: Soberanía Alimentaria, Innovación Agropecuaria desde la Tecnología Social y fomento de la Producción Familiar. Desde sus inicios, el Proyecto institucional de las Prácticas Profesionalizantes involucró el acompañamiento del Área de Educación No formal.
¿Qué significa que pretenden fortalecer ¨los objetivos socio-productivos de la huerta”?
La agroecología como forma de interpretar y transformar las relaciones sociales y ecológicas, incorpora en su pensamiento innovador la perspectiva de la tecnología social. Esta mirada se contrapone a la sobresimplificación de los procedimientos meramente productivos.
Haciendo un poco de historia, es mejor comprendida esta postura teórica. Durante mucho tiempo, la producción se guió bajo los criterios del paradigma agronómico convencional, nacido en la denominada Revolución Verde (para los sociólogos rurales, la segunda Revolución Verde). El mismo, surgió en EEUU en la época post guerra y se difundió a todo el mundo. Entre las premisas que sostienen este modelo, se encuentran: 1) utilización de semillas genéticamente modificadas (GMS) por ser variedades de alto rendimiento (VAR); 2) instalación de sistemas de riego de alto costo que admite la producción intensiva; 3) uso de maquinaria agrícola que optimiza los tiempos de ejecución y requiere de personal capacitado, excluyendo del manejo a los trabajadores tradicionales; 4) dependencia de agroquímicos; y 5) visión centralizada en la mirada técnica, guiada por conocimiento científico-tecnológico, imponiéndose sobre los conocimientos locales. Como consecuencia, este modelo basado en lógicas extractivas favoreció el incremento de las brechas de desigualdad social en el medio rural, el desarrollo científico tecnológico en desmedro del conocimiento empírico-local, y la degradación y contaminación de los ecosistemas. En síntesis, este modelo prioriza criterios productivistas y rentistas escindidos de los entramados socio-culturales.
Frente a ese escenario, se plantea a lo socio-productivo como una mirada alternativa e integral, que se opone al conocimiento fragmentado, focalizándose en la interacción de actores y saberes, respetando y considerando la estructura local socio-cultural como base de la planificación. En síntesis, para construir alternativas y oportunidades se parte de una matriz local que consideran a lo social y lo natural como parte de lo agropecuario.
¿Qué actividades desarrollaron y qué resultados obtuvieron hasta el momento?
Mientras que el AENF-CET N°11 realiza el acompañamiento de vinculación con el medio y de esa forma asegura un espacio socio-productivo de inserción para proyectos participativos (que requieren continuidad y no responden a las temporalidades de los proyectos pedagógicos), los estudiantes generan sus aportes particulares en un tiempo definido, a través de la articulación de las materias Práctica Profesionalizante y Formulación de Proyectos, donde transitan un ciclo de proyecto participativo que busca fortalecer los aspectos técnicos, formativos y simbólicos del espacio (Figura 2), dando sentido y significado a la acción.
En esta experiencia se desempeñaron múltiples actividades emprendidas desde la organización grupal de los/as estudiantes. Los grupos orientaron sus prácticas en torno de tres de las cuatro competencias que propone el INET para el perfil Agropecuario, definiendo diversas líneas de acción y objetuivos que se sintetizan en la Tabla 1.
Además del desarrollo de los proyectos grupales situados en la Huerta, se promueven espacios intervención con la comunidad potenciando nuevas relaciones sociales frente al alimento. Una diversidad de propuestas resultaron de esta búsqueda de comunicación, resaltando a los talleres de trabajo participativo con los/as huerteros y el desarrollo de dispositivos radiales como los más significativos.
Finalmente, el desafío del trabajo en la Huerta, enfrenta a los estudiantes con un escenario de aplicación de conocimientos que necesariamente es interdisciplinario. Los acompañantes nos articulamos promoviendo la discusión multidimensional y la integración de contenidos, a la vez de la profundización desde un proceso reflexivo.
¿Cuáles son los valores que guían las tareas que llevan a cabo dentro de esta iniciativa?
Como principales valores que motivan esta intervención social se encuentran:
- La solidaridad: como un factor organizativo y proactivo.
- El desarrollo del pensamiento reflexivo: como un aspecto que es alimentado a través de espíritus conocedores y transformadores de la realidad.
- La mirada territorial: como factor que maximiza los elementos de unidad, permitiéndonos entendernos como actores que actuamos a través de nuestras relaciones en el espacio social y natural.
- La educación como libertad: promover razonamientos liberadores de las estructuras que impiden ver por completo el mapa de nuestras vidas.
Si bien nos enfrentamos a dificultades para financiar estos proyectos, pudieron resolverse de diferentes formas. Todas ellas guardan en común la articulación con el otro, entendiendo que el proceso es de todos y que cuando avanza todos estamos más cerca de un logro en común: construir escenarios hacia la democracia alimentaria. En este sentido, destacamos a algunas personas que nos inspiraron en el trabajo y los objetivos: los participantes de la huerta que nos ayudan a leer el mapa complejo local a través de sus ojos, vidas e historias; Óscar de la Fundación Creando Futuro profundizando en lo comunitario; los técnicos del INTA con quienes pensamos y avanzamos en los aportes socio-productivos y en pensamientos innovadores-solidarios (Pablo, Agustín y Fabio).
Finalmente, nuestros estudiantes de 4to año C.S. de 2019 (FIGURA 5) ya emprendieron sus proyectos de vida. Queremos que en ese trayecto esta experiencia les sirva para entender que un mundo diferente se construye todos los días entre todos los que nos comprometemos; que esa construcción requiere esfuerzo, ganas y gente dispuesta a compartir el tiempo en causas que llevan a entender a la equidad como responsabilidad de todos/as. A nuestros estudiantes, nuestro máximo anhelo: sean libres y solidarios que es la mejor y más linda forma de “ganar” en este mundo.
Reflexiones actuales:
- “El proceso es dinámico y acompaña los cambios. La trayectoria del proceso se traza a través de un eje que parte de un primer involucramiento con el espacio, para luego ampliar hacia relaciones teóricas y/o contextuales. Esta trazabilidad se visualiza a través de la definición progresiva de los títulos del Proyecto Comunitario: “Seguridad alimentaria y potenciación comunitaria con la Huerta Fátima” (2019); “Fomentando la Soberanía Alimentaria: una cuestión de justicia ambiental” (2020); “Acciones pedagógicas y productivas solidarias en contexto de emergencia alimentaria” (2021)
- El abordaje disciplinar se complejiza acompañado de la realidad en la que se construye el conocimiento situado. En 2019 se partió articulando dos espacios curriculares de dos campos formativos (Formulación de Proyectos y Prácticas Profesionalizantes), para en 2020 y hasta la actualidad sumarle el cuatro nuevas materias representativas de los otros dos campos formativos (Comunicación Oral y Escrita e Inglés, Agrotecnología y Manejo y Conservación de los Recursos Naturales).
- El trabajo integrado entre Áreas asegura la articulación anual con los procesos sociales que se dan en la Huerta. El Área de Educación No Formal (AENF), desde su proyecto de Extensión “La mirada social del alimento a través de la Huerta Comunitaria Urbana de Fátima (Viedma, Río Negro)” conducido por la Animadora Rural Magdalena Lacanal, articula acciones a lo largo del año, que promueven la presencia constante del CET N°11 en los procesos sociales.
- El Proyecto Comunitario denota flexibilidad (se amolda a los cambios del medio), admitiendo adaptación a las coyunturas contextuales. Circunscripto al contexto de la pandemia mundial (SARS CoV-2) y a pesar de las limitaciones de accesibilidad y conectividad a internet, en 2020 el proyecto se desarrolló desde los hogares con el apoyo de los docentes que acompañan el proceso de aprendizaje. Durante el año 2021, la estructura didáctico-pedagógica, asentada sobre las bases del Aprendizaje Basado en Proyectos, se ha desarrollado desde una modalidad semipresencial, con una fuerte presencia de actividades en la Huerta durante los dos meses de ejecución (septiembre y octubre 2020).-
- Finalmente, afirmamos la existencia de un enraizamiento institucional. A pesar de los cambios de conducción institucionales, los mismos no afectaron el proceso. El Proyecto se inició bajo la Dirección institucional del Prof. Fernando Ariel Fuentes, cargo que en 2020 se titulariza en nombre de la Prof. Mariela Elena Dall`Armellina. En febrero de 2020 la Comisión de Prácticas Profesionalizantes apoya continuar con el proceso”.