Ambiente
ALERTA AMBIENTAL ROJA
En esta columna, el Prof. Horacio Neme analiza para N&T el saldo que dejó el 2020, un año difícil que despertó la pandemia más grave de los últimos tiempos.
En continuidad con otros artículos, está claro que continuamos en alerta roja. Siempre pensamos que el cataclismo más grande sería el ambiental, dado que los desastres provocados por la mano del hombre nos han hecho llegar al cambio climático y sus devastadoras consecuencias.
Hemos desarrollado en otras ocasiones esta amplia temática, explicando que el deterioro del clima estaba produciendo cambios extremos de frío y calor excesivo, lo que traía aparejado focos de destrucción por todos lados. Todo esto hacía prever la destrucción masiva en ciertos lugares, siendo un grave ejemplo de ello el deshielo que se está dando en el Polo Norte, cuya existencia peligra.
Pero dicho todo esto, y a la luz de esta pandemia de Covid-19, lo cierto es que nos hemos quedado cortos con las alertas: otra vez la mano del hombre hizo lo suyo, con una molécula de ARN sintético que se propaga a través de animales y que ha causado pérdidas humanas cuyas cifras tristemente se actualizan sin cesar.
Esta pandemia puso en pausa a todo el planeta y en especial a la raza humana. El descontrol va entre idas y vueltas de rebrotes o mutaciones que nos hacen continuar en un punto muerto donde se esperaba la panacea en la vacuna. Sin embargo, las discusiones y desencuentros al respecto complejizan aún más la situación.
Más allá de eso, seguramente la pandemia pasará, pero es importante que mientras tanto estemos más atentos al cuidado del ambiente, verdadero tesoro a preservar. Si algo aprendimos en esta coyuntura es que el dinero de nada sirvió, pues el virus atravesó a todos los estamentos sociales por igual.
Por ahora debemos cuidarnos con el barbijo ancestral, distancia social, lavado de manos, y el uso del alcohol gel, teniendo responsabilidad en nuestra vida diaria para cuidarnos a nosotros y a los demás, sin perder de vista que la naturaleza –con o sin pandemia- también necesita de nuestro respeto.