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En Turquía, la reducción del uso de plaguicidas transforma la producción de manzanas y protege el medio ambiente de la zona
La producción de manzanas, cuyos orígenes se remontan a los albores de la humanidad, prospera a día de hoy en Turquía. Si bien el mercado está dominado por unas pocas variedades de gran valor comercial, el país cuenta con 460 variedades locales registradas de esta fruta, cada una con su propio color, sabor, aroma e incluso forma.
El país es uno de los principales productores de manzanas del mundo, y en 2022 contribuyó a aproximadamente un 5 % de las 95 millones de toneladas de esta fruta producidas en todo el mundo. Según el Instituto Turco de Estadística, ese año se produjeron en el país casi 4,8 millones de toneladas de manzanas, de las cuales casi la cuarta parte (cerca del 25 %) procedían de la provincia de Isparta.
Sin embargo, toda esa producción puede acarrear inconvenientes.
La producción de manzanas ocupa el 95 % de las 3 500 hectáreas de frutales que existen en la región de E?irdir dentro de la provincia de Isparta. La mayoría de estos frutales se sitúa a orillas del lago E?irdir, el segundo más grande de Turquía, y esta ubicación lo vuelve propenso a la contaminación causada por la utilización excesiva e inapropiada de plaguicidas. De acuerdo con los expertos, los plaguicidas y otros productos químicos tóxicos que se han ido depositando en el lecho lacustre afectan al ecosistema de la zona e influyen en la calidad del suelo y del agua. Además, debido al alto nivel de utilización de plaguicidas, el monocultivo de la manzana puede provocar un aumento de la resistencia a los plaguicidas.
Dada la gran importancia de la producción de manzanas en esta pequeña zona y los riesgos relativamente mayores que surgen de la utilización de plaguicidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y sus asociados locales y nacionales han estado abordando los efectos ambientales adversos que tienen los insumos químicos intensivos durante la producción de esta fruta.
En 2020, la FAO comenzó en la región una serie de ensayos relacionados con el manejo integrado de plagas (MIP) para alentar a los productores de manzanas a promover alternativas más verdes a las prácticas agrícolas tradicionales y a la vez reducir la utilización de plaguicidas y los riesgos a ella asociados. El MIP es una estrategia integral en la que se tienen en cuenta todas las técnicas disponibles para combatir las plagas y en que se incorporan medidas que disminuyen el desarrollo de poblaciones de plagas a la vez que se mantienen niveles de plaguicidas que están económicamente justificados y se reducen al mínimo los riesgos para la salud humana y el medio ambiente. En el MIP se hace hincapié en los mecanismos naturales de control de plagas y se recomienda la utilización de plaguicidas como último recurso.
Durante cuatro años de ensayos en Turquía, el objetivo de la FAO ha sido entender la forma en que el MIP y otros métodos alternativos de control de plagas pueden mejorar la calidad del producto y su valor comercial a la vez que se reduce la utilización de plaguicidas. Dichos ensayos se llevaron a cabo en colaboración con el Ministerio de Agricultura y Actividad Forestal, la Dirección del Instituto de Investigación sobre Frutas de E?irdir, la Universidad de Isparta de Ciencias Aplicadas y la Asociación de Jóvenes Empresarios de Isparta.
La metodología del ensayo, elaborada con los asociados nacionales de la FAO, ha puesto a prueba e introducido varias técnicas alternativas de control de plagas contra algunas de las principales que afectan a las manzanas, como la palomilla de la manzana (Cydia pomonella), los ácaros (Panonychus ulmi y Tetranychus urticae) y la sarna del manzano (Venturia inaequalis).
Durante el primer año, gracias a la utilización de herramientas de control biotécnico y el enfoque del MIP se redujo el uso de plaguicidas contra la palomilla de la manzana en hasta un 70 % respecto al enfoque tradicional (el cual le supone a un solo agricultor hacer más de 30 tratamientos químicos por campaña), sin que por ello disminuyese la ganancia neta por hectárea. Además, los resultados mostraron que las prácticas de MIP ayudaban a reducir los residuos de plaguicidas en los productos finales.
Sobre la base de estos resultados alentadores, el alcance de los ensayos relativos al MIP se amplió en 2021 a 30 beneficiarios que eran productores de manzanas y representaban casi 70 ha de manzanares en la región de Isparta y en 2022 a 46 agricultores con casi 90 ha. Como parte del proyecto se distribuyeron 165 000 dispensadores de feromonas para atrapar plagas y alterar sus ciclos de reproducción, lo que reduciría la necesidad de plaguicidas. Además, los productores beneficiarios recibieron asesoramiento y seguimiento durante toda la campaña. Los resultados mostraron, de nuevo, que los dispensadores de feromonas podían ayudar a reducir la utilización de plaguicidas en más de un 70 % de promedio, y en algunos casos hubo productores que no emplearon absolutamente ningún plaguicida.
La FAO también efectuó ensayos de control de la sarna del manzano en 2022, pero, debido a la sequedad que caracterizó el tiempo de ese año, la sarna no fue una de las principales enfermedades.
Los ensayos efectuados en 2021 y 2022 pusieron de relieve que emplear el enfoque del MIP en la producción de manzanas requería menos trabajo y esfuerzo y menores costos por insumos que utilizar los plaguicidas tradicionales. Se pudieron obtener manzanas sin riesgo de que tuvieran residuos y sin que se produjeran perjuicios al medio ambiente ni aumentara la resistencia a los plaguicidas.
Durante el año pasado, se ensayó un enfoque más holístico en las pruebas de campo del Instituto de Investigación de E?irdir. Además de los esfuerzos para luchar contra la palomilla de la manzana y la sarna del manzano, se soltaron 740 000 insectos beneficiosos (Phytoseilus persimilis) para controlar los ácaros rojos (Tetranychus urticae) sin necesidad de utilizar ningún plaguicida. Esto confirmó la eficacia del enfoque holístico aplicado en las pruebas de campo.
De una reunión mantenida en 2023 con agricultores que habían sido beneficiarios de los ensayos se desprendió que la sostenibilidad de las intervenciones de la FAO resultaba prometedora. Conscientes de los riesgos que la utilización de plaguicidas entraña para la salud, muchos agricultores han continuado de forma activa las prácticas de MIP. Los dispensadores de feromonas, completamente amortizados, resultan más eficaces que los tratamientos químicos en los árboles altos, según estos agricultores, debido a la dificultad para rociar todo el árbol. Además, las mujeres están mucho más implicadas en la colocación de los dispensadores, lo que aumenta su participación en la agricultura en general.
A lo largo de los cuatro años de ensayos, se dio capacitación a unos 300 productores de manzanas de la región (además de a los agricultores beneficiarios). Según los cálculos de anteriores beneficiarios, otros 150 agricultores habían adoptado las nuevas prácticas después de ver los resultados positivos de los ensayos.
Además, los asociados locales siguen promoviendo el éxito de los ensayos con el fin de concienciar a los productores sobre los riesgos de los plaguicidas y la posibilidad de utilizar alternativas más verdes. La FAO también lleva a cabo estudios para entender la situación de la resistencia a las plagas y su gestión con estrategias de MIP en la producción de manzanas en Turquía para guiar enfoques de una mejor producción.
Me enorgullecen los esfuerzos realizados por la FAO en Turquía para transformar la forma en que los agricultores producen las manzanas que nos encantan y de que todos disfrutamos. Una producción más sana y segura es una mejor producción, y los ensayos de la FAO en Turquía han ayudado a demostrar que la Organización, en colaboración con los agricultores locales y otros asociados, puede ayudar a crear sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles de los que se beneficien las comunidades locales y todo el planeta.