Ciencia
La CNEA colabora con la UNTREF en el desarrollo de aerogeneradores para zonas remotas del país
Son equipos mecánicos que aprovechan la energía del viento. Se construyeron dos prototipos en el Centro Atómico Constituyentes (CAC), con el financiamiento de programas nacionales. Serán destinados a El Chaltén, Santa Cruz, y una escuela rural de la localidad bonaerense de Guaminí.
El grupo AeroMat (Aerogeneradores y Materiales) desarrolló dos aerogeneradores para producir alimentos en El Chaltén, Santa Cruz, y electricidad para una escuela rural de Guaminí, provincia de Buenos Aires. El primer prototipo se acaba de instalar en la ciudad santacruceña, donde se encuentra trabajando al 100% entregando agua para el riego.
Este equipo está conformado por docentes y graduados de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) e investigadores de la Gerencia de Materiales de la Gerencia de Área Energía Nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Lucio Ponzoni, investigador de la CNEA y docente de la UNTREF, explica que un aerogenerador es “un equipo mecánico que transforma la energía cinética del viento en energía mecánica. Luego se puede acoplar a un generador eléctrico para producir electricidad o a una bomba para proveer agua”.
El primer prototipo fue desarrollado desde su génesis, haciendo modelado computacional y ensayos en un túnel de viento, una herramienta desarrollada por el mismo grupo de investigación para realizar pruebas. Este aerogenerador cuenta con ciertas ventajas respecto a otros modelos que existen, ya que parte del mismo incluye piezas que mejoran la eficiencia, como los deflectores fabricados con impresión 3D y materiales biodegradables que permitirán reducir su impacto ambiental. Además, está diseñado para soportar los fuertes vientos y las temperaturas extremas de la zona.
“Las expectativas son muy altas -dice Ponzoni-. Con respecto al proyecto de El Chaltén, si bien nuestro fuerte son los bio-compuestos de materiales, esta conexión de un aerogenerador a una bomba permitirá entregar agua a una región para mejorar la calidad de vida de las personas, puntualmente a partir de la producción de alimentos en una zona muy compleja por su clima y ubicación. Nos sentimos muy contentos de poder colaborar a partir de las investigaciones que trabajamos dentro de la Gerencia de Materiales”.
Los proyectos de investigación y desarrollo de estos aerogeneradores fueron seleccionados el año pasado en la convocatoria Proyectos de Tecnologías para la Inclusión Social (PTIS) del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación de la Nación. Esta convocatoria tenía como objetivo financiar “propuestas que impliquen el desarrollo e implementación en territorio de soluciones tecnológicas orientadas a la resolución de demandas sociales y productivas concretas que mejoren la calidad de vida de la población”.
Objetivos de los proyectos emprendidos
En El Chaltén, a través de la cooperativa local “Semilla Consciente” y el Municipio, se instaló un aerogenerador en la Estancia El Álamo. Se trata de una aerobomba que transporta el agua desde un pozo subterráneo hasta tanques de almacenamiento para lograr que el terreno sea apto para la producción de vegetales. Actualmente estos alimentos se traen desde otras provincias, lo que encarece su costo y dificulta la logística.
Por otro lado, en la escuela rural de Paraje Saturno, Guaminí, el aerogenerador será destinado a abastecer de energía eléctrica a las luminarias. La instalación consta de un aerogenerador social modular hecho con materiales bio-compuestos y tecnologías de impresión 3D. A futuro, se prevé gestionar la conexión a una red de internet, con la posibilidad de sumar energía para la carga de dispositivos electrónicos.
“Nuestra proyección es poder seguir colaborando en materia de transición energética, aportando desde el estudio de los materiales soluciones que permitan optimizar mecanismos y herramientas que, luego, se pueden emplear en equipos como los aerogeneradores para mejorar la eficiencia energética en instalaciones, la generación de hidrógenos u otras aplicaciones”, concluye Ponzoni.
Fuente: CNEA