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La exquisitez de la sustentabilidad

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La chocolatería “Abuela Goye”, que desde hace treinta años viene deleitando a tantos argentinos y turistas, ya no sólo deslumbra con sus tradicionales productos sino también con su compromiso ambiental: el año próximo inaugurará una nueva fábrica construida con criterios sustentables que apuntará al ahorro de recursos y buscará reducir su huella de carbono tanto como sea posible.

Antes, una rica historia

Al ingresar a los locales de Abuela Goye los sentidos se funden en una perfecta armonía: el aroma inconfundible del chocolate se amalgama con su delicioso sabor, al mismo tiempo que la exquisita decoración de los productos atrae las miradas de los más exigentes proponiendo una fiesta de texturas y combinaciones que se vuelven únicas. Esta experiencia, de lo más atractiva, se completa al conocer la historia de la empresa y ese nombre tan particular que encuentra sentido en el clásico dibujo de esa abuelita que nos invita, con ojos tiernos, a conocer sus delicias patagónicas.

Sergio Tissera es socio gerente de la compañía y con su singular calidez compartió con N&T los inicios de Abuela Goye. Remontándose a fines de 1800 y principios del siglo XX, haciendo honor a los pioneros de la Patagonia, comenta: “Por aquellos años, Bariloche y otras zonas del sur argentino se habían convertido en destinos muy apreciados por parte de los inmigrantes europeos, los cuales provenían principalmente de Austria, Francia, Alemania, Suiza y del norte de Italia. En esos tiempos, no había rutas y los pocos caminos que existían se cubrían de nieve durante la mayor parte del año, impidiendo el paso hacia otros lugares de la región. Ante el consecuente aislamiento, fueron asentándose en la Patagonia y junto con los habitantes oriundos comenzaron a formar comunidades, como Colonia Suiza, donde Goye fue el apellido de una de las familias pioneras”.

Los inmigrantes que fueron radicándose traían, por supuesto, su bagaje cultural, sus costumbres, creencias y saberes, y en muchos de ellos la producción de pastelería era muy importante, por lo que empezó a formarse una interesante tradición culinaria que (impulsada por la necesidad de autoabastecimiento) fue marcando el rumbo de la incipiente industria repostera, dulcera y chocolatera.

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Abuela Goye retoma todos estos inicios, e intenta ser un homenaje no sólo a la abuela Goye propiamente dicha, “sino a todas las abuelas que debieron luchar contra esas dificultades del siglo XIX, donde no había vías de comunicación y donde las inclemencias climáticas típicas de la zona patagónica realmente eran difíciles de sortear en aquellos tiempos tan remotos. Todas esas abuelas tuvieron que construir sus propias casas… sus lugares de trabajo, encauzando una vida de grandes esfuerzos. Realmente eran luchadoras, y para nosotros son muy representativas. Además, la Abuela Goye condensa las típicas cualidades de la abuelita protectora y aglutinadora de su familia, que siempre busca el bienestar de sus descendientes. De ahí surgió el nombre de la chocolatería, que hoy es sinónimo de la lucha de los pioneros por establecerse en la zona al mismo tiempo que se identifica con la producción de cosas ricas y de altísima calidad”, detalla Sergio.

La empresa surgió hace treinta años de la mano de los hermanos Luis y Daniel, hijos de “Mamá Goye”, a quienes luego se sumó la familia de Sergio Tissera, que ya lleva más de veinticinco años de dedicación. En sus inicios, la compañía sólo se abocó a la producción de chocolates, pero con el transcurso del tiempo la oferta fue extendiéndose hacia los helados y otros deliciosos productos de repostería que hoy conforman un verdadero clásico barilochense. Pero todavía hay más…

 

Chocolates sustentables: dulce ecología

La interesante historia de Abuela Goye, como vemos, conjuga décadas de esfuerzo y rescata los valores de la unión familiar, el sacrificio diario y la preocupación por el otro en sus más diversas formas, y es aquí donde nos explayaremos, porque -ya entrados en el siglo XXI- Abuela Goye redobla su apuesta renovando el compromiso con la comunidad y con el MEDIO AMBIENTE.

“Pronto comenzaremos con la construcción de una nueva planta de características particulares”, adelanta Sergio, refiriéndose a la próxima fábrica que inaugurará la empresa y que estará diseñada con criterios sustentables. “Somos fieles a nuestro origen, y por eso quisimos utilizar materiales de la zona, como maderas de Roble o Raulí, piedras y vidrios de la región, poniendo en funcionamiento una concepción constructiva sustentable basada en la reducción del consumo energético”.

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La fábrica estará absolutamente enfocada al ahorro de electricidad y a la reutilización de aguas grises, mediante un sistema que se conoce como “pantano seco” por el cual esas aguas de desecho se vuelven a usar para regar plantas y flores. “Además –agrega Sergio- enfatizaremos el uso de la energía solar para la iluminación y calefacción, y utilizaremos la recirculación de las distintas temperaturas en el edificio para evitar mayores consumos eléctricos. Todo esto en un ambiente semi-rural (porque estará situado en el ingreso a Bariloche), con una vista al lago muy linda. Será un lugar de trabajo (y de visita para quienes vengan a conocer las instalaciones) muy armonioso con el medio ambiente, será un espacio relajado. Todo esto es la materialización de cómo entendemos la empresa, cómo nos sentimos responsables de nuestro entorno natural, y cómo entendemos el propio mundo. Buscamos mejorar la calidad de vida y traducirlo en un mejor ámbito laboral”. Asimismo, como si todo esto fuera poco, la planta va a estar certificada con las normas más exigentes a nivel internacional, fortaleciendo la excelencia que ya es característica de Abuela Goye.

Finalmente, Sergio reflexiona: “Queremos que el crecimiento de la chocolatería esté acorde con la naturaleza, generando un ambiente, insisto, armonioso. Estamos convencidos de que el futuro está en eso: la producción tiene que ir de la mano de los recursos naturales y el respeto al entorno. Tanto en la construcción como en el proceso productivo, y en la interacción entre ambos, trataremos de dejar la menor huella de carbono posible para contribuir a que la calidad de vida sea mejor. Buscamos, en definitiva, un mundo más lindo para todos”.

 

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