Naturaleza

Los Árboles mueren de Pié

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Hace apenas 8.000 años el hombre se convirtió en sedentario por la agricultura y la ganadería, dando origen a los primeros pueblos y ciudades, comenzando la civilización humana.

Durante más de 150 mil años, como especie biológica que somos, convivimos con la naturaleza,como una especie más. Corriendo el riesgo de la vida en los ambientes naturales, entre ellos el de vivir y convivir en el bosque.

Siempre ha sido riesgoso vivir bajo los árboles y hoy queremos como reyes de la naturaleza,  que nuestra seguridad social, nos proteja de todo riesgo y peligro para nuestro bienestar y disfrute.

Vale la pena sin embargo detenerse  a analizar los conceptos de riesgo y peligro, ya que no son lo mismo y sobretodo no significan lo mismo a la hora de tomar decisiones de manejo en un área protegida.

El peligro es algo intrínseco, por naturaleza. La escalada de alta montaña siempre será una actividad peligrosa. Caerse desde un precipicio vertical de 100 metros de altura, a 5000 msnm, no tiene retorno, es la muerte segura.

Esto pasa, también en la dimensión del bosque como organismo vivo, que tiene leyes biológicas y propias, diferentes que los ambientes de las ciudades.

Un bosque maduro de Coihue (“lugar de agua” en Mapunguzun idioma mapuche) tiene muchas veces 300 o 400 años de edad. Es un bosque de árboles monumentales, gigantes, que han sobrevivido por cientos de años a sinnúmeros de eventos y catástrofes. Fuegos, erupciones volcánicas, competencia y autoraleos del propio bosque creciendo (la dinámica de selección natural), furtivismo, extracción de leña y madera. De miles de árboles por hectárea solo tal vez 40 o 50 sobreviven a todos esos procesos, son los sobrevivientes.

 

Esos árboles están preparados para morir de pie. De a poco, se vuelven decrépitos, parte de su copa, de su follaje, poco a poco se va apagando. Los tejidos se mueren, se secan y van cayendo, desmoronándose.

 Esto es algo natural, simplemente ocurre. Entenderlo en primer lugar es la base de nuestra convivencia con el bosque. Si somos nosotros los que acampamos debajo de un árbol así, siempre será peligroso, porque producimos riesgo.

El riesgo es la situación que ocurre desde nuestra mirada y necesidad, por ese peligro y eso se convierte en  una variable de manejo.Sobre el peligro es poco lo que se puede hacer, la montaña que se puso como ejemplo con paredones de 100 metros verticales, siempre será peligrosa.

 Pero en la montaña si se tiene equipamiento adecuado, entrenamiento adecuado, apoyo de un guía especializado en alta montaña,  una buena condición climática, los seguros necesarios y la comunicación permanente georeferencial, por cualquier eventualidad, será mucho mejor. El Riesgo puede ser manejado y por lo tanto disminuido.

 Esto es lo que se está haciendo en el Parque Nacional Nahuel Huapi, en referencia a los lugares donde conviven los bosques con los usos humanos. Es un gran desafío, con múltiples miradas y enfoques y distintas formas de tomar decisiones de manejo, pero con la conciencia de que vivimos en un ambiente y formamos parte de él.

Estamos confeccionado y actualizando desde principio de año, entre guardaparques, licenciados en turismo, pobladores y concesionarios de áreas de uso público, biólogos e ingenieros forestales,  un mapa de riesgo de los distintos sitios de uso público en el Parque Nacional. Un mapa del peligro de nuestros bosques a los cuales, proponemos a los campings, playas públicas de uso diurno, degradación de ambientes por prácticas ganaderas y  extracciones de leña y madera por las distintas “necesidades humanas”. Se están recorriendo cada uno de esos sitios, valorando los árboles individualmente y en conjunto como lo que son: El ecosistema al cual sometemos a la presión de nuestro uso.

Los árboles maduros de un bosque de coihue, están preparados para morir de pie y eso no es poco para un organismo vivo que no se moverá nunca. Es necesario entender y respetar a la naturaleza. Si somos conscientes, y eso nos diferencia de las demás especies animales, lugar del cual venimos, recordémoslo. Tenemos que entender que somos nosotros como especie y como sociedad, los que alteramos muchas veces las condiciones naturales para “domesticarlas”

Se están realizando podas de ganchos (ramas), se han cortado árboles enteros basados en el criterio de la seguridad humana. Se han clausurado lugares utilizados históricamente,  se han analizado cambios en los lugares de acampe de mucho riesgo por otros con menos riesgo, relocalizando parcelas de acampe, se colocaron carteles informativos y de precaución y  por último se han valorado  cientos y cientos  de árboles de riesgo.

Pero sobre el peligro que siempre tendrá un bosque por ser lo que es, por su naturaleza y por su biología, sobre ese bosque no se puede hacer milagros.Podemos mejorar la seguridad de los lugares de acampe, de uso diurno, podemos tomar las precauciones que humanamente podemos analizar, estudiar y hacer a terreno.Pero siempre habrá riesgo cuando se acampe en un área natural. Está en cada uno de nosotros respetar,  cuidando la huella que dejamos.

En enero de este año, hubo un hecho lamentable en el Parque Nacional Lanin donde la caída de un coihue cobró víctimas humanas. Mucho es lo que tiene que mejorar la Administración de Parques Nacional es en relación a las prácticas de manejo que brindan seguridad a las personas. Y cuanto tenemos que aprender como sociedad sobre la naturaleza y también de nosotros mismos para poder cuidar mejor este mundo que es el único que tenemos.

 

Epígrafes:

  • Técnicos del Parque Nacional junto a concesionario de un camping, evalúan los árboles en un área de uso público.
  • Sitio problemático el cual se analiza para mejorar estándares de seguridad.
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