Ciencia

Premio a la ciencia, premio al país

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El Ing. Hugo Corso y el Dr. Julio Andrade Gamboa, dos reconocidos profesionales científicos de Argentina, han sido galardonados durante el Primer Concurso Internacional Ciencia que Ladra – La Nación, por su brillante obra: “Hay química entre nosotros”. En exclusiva para Revista N&T reviven ese momento y cuentan todos los detalles de su merecida distinción.

¿En qué consistió el concurso y cómo llegaron a participar en él?
-El Primer Concurso Internacional Ciencia que Ladra – La Nación estuvo organizado por Siglo Veintiuno Editores y Diario La Nación, y fue lanzado en octubre de 2011. En las bases de participación se establecía: “Los interesados lo harán bajo seudónimo y tendrán que presentar una obra cuyo contenido deberá relacionarse con temas de divulgación de las ciencias, con eje en las ciencias naturales, aunque se aceptarán textos de ciencias sociales que tengan como objeto de estudio temáticas propias de las llamadas ‘ciencias duras’”.
El plazo para presentar los trabajos comenzó el 12 de octubre de 2011 y venció el 30 de marzo de 2012, con lo cual debimos poner manos a la obra rápidamente, ya que no teníamos un texto ya preparado, sino solamente la idea de hacerlo y presentarlo.
Los organizadores fijaron dos premios: el primero consistía en veinte mil pesos como anticipo por derechos de autor más la publicación de la obra en la colección “Ciencia que Ladra”, y una primera mención, cuyo premio era la publicación del libro.
Nosotros ya conocíamos la colección “Ciencia que Ladra”, dedicada  a la divulgación de la ciencia, y habíamos leído varios de sus títulos, pero hasta el momento de enterarnos de este concurso no se nos había ocurrido intentar publicar algo en ella.

¿De qué trata “Hay química entre nosotros”?
“Hay química entre nosotros” es un libro que pretende acercar al público en general a algunas ideas de la Química, de una manera desestructurada, pero rigurosa, tocando algunos temas básicos, como la naturaleza íntima de la materia; la forma de poder relacionar cantidades de materia con el número de los átomos o moléculas que la constituyen; y algunos fenómenos vinculados con las transformaciones químicas. Por otra parte, incluye un agregado que creemos bastante original, que es un “flip book”, que consiste en un conjunto de hojas que pasadas rápidamente presentan una animación que intenta representar una visión microscópica de la materia en sus tres estados básicos de agregación (sólido, liquído y gaseoso) y un caso de reacción química. Otro capítulo del libro está dedicado a buscar relaciones entre la Química y el cine, la televisión y la literatura.

Esto último resulta muy innovador e interesante, y una excelente manera de promover el interés por la Química. ¿Cuáles fueron los vínculos que encontraron?
-Lo que hicimos fue contar varios casos en los que la Química se hizo presente en películas, en la televisión, o en la literatura no científica. Estos contactos con la Química no siempre son muy acertados desde el punto de vista de la rigurosidad científica, pero se dan algunas situaciones curiosas o divertidas, que a nuestro juicio aportaron un capítulo muy ameno.
Es así que tratamos temas como el de ciertas sustancias químicas que le otorgan poderes especiales o debilitan a los superhéroes, o que causan efectos inesperados sobre diferentes personajes; algunos datos sobre las reacciones químicas que provocan las explosiones; el efecto de ciertas sustancias que produce nuestro organismo en una situación tan particular como es el enamoramiento; errores que se cometen muchas veces por malas traducciones en los documentales de televisión, y hasta citas de poemas o clásicos lite-rarios en los que la Química hace su aparición de alguna manera.

¿Cuáles fueron los objetivos principales en el momento de producir este trabajo?
-Quizás, la primera motivación fue simplemente el placer de escribir. Pero, por supuesto, existió la inquitud de pensar en los destinatarios, quienes fueron la fuente de inspiración para desarrollar temáticas que supusimos pueden ser de interés general (y que normalmente son accesibles en ámbitos más formales). También vimos la oportunidad de reivindicar a la Química, que suele ser temida en las aulas y atacada en la sociedad a base de afirmaciones que son el resultado de confusas concepciones.
Al comienzo, dudábamos bastante sobre las posibilidades de redactarlo y terminarlo en un plazo que se presentaba bastante acotado, pero cuando empezamos a escribir, -de una manera no pautada por exigencias curriculares, con total libertad para tratar los temas que nos fueron pareciendo interesantes, y con todo el humor del que fuimos capaces-, vimos que el texto fluía bastante rápidamente, y que podíamos terminarlo a tiempo. Incluso, lo teníamos listo un mes antes del vencimiento del plazo de presentación. Cabe se-ñalar que ambos autores estamos acostumbrados a trabajar juntos en docencia y en divulgación, lo cual permitió una tarea con gran armonía.

¿Con qué expectativas participaron del evento?
-Las expectativas estaban puestas en ganar uno de los dos premios principales, fundamentalmente por ver publicada una obra nuestra en una colección prestigiosa, y que tiene una gran difusión masiva. Además, creemos que la Química es una ciencia que no llega adecuadamente al gran público, y esta era una buena oportunidad para mostrar que algunos aspectos básicos pueden entenderse fácilmente, y ser presentados de manera atractiva.
Si bien no nos fue otorgado ninguno de los dos primeros premios previstos en las bases del concurso, el jurado decidió entregar dos menciones especiales, una de las cuales fue para nuestro libro, que esperamos sea publicado cuando la editorial lo disponga.

¿Qué reflexión pueden hacer sobre el hecho de haber recibido esta distinción?
-Esta mención nos reportó básicamente una gran alegría, ya que nuestra labor se vio reconocida, dentro de un total de 83 postulaciones de varios países, por un jurado de gran nivel en ciencias y divulgación científica, como Nora Bär, Marcelino Cereijido, Guillermo Jaim Etcheverry y Diego Golombek.
Y como broche de oro, la distinción fue recibida en la Sala Roberto Arlt de la Feria del Libro, ante un público numeroso y entusiasta. Lamentablemente, no pudimos estar presentes en dicho acto por nuestras obligaciones en Bariloche, pero estuvimos muy bien representados por nuestras familias, que recibieron el diploma respectivo.

Por último, ¿qué conclusión quisieran proponer respecto de la importancia de la divulgación científica y la existencia de concursos de este tipo?
-Consideramos que la divulgación científica es una tarea sumamente delicada, y a la que se le presta menos atención que la debida. Creemos que no basta con dominar una ciencia para poder hacer buena divulgación. Esta última implica poder tratar temas científicos con un lenguaje accesible para un público no especializado, pero sin perder rigurosidad, es decir, sin tergiversar los conceptos que se quieren transmitir.

Poder acercar la ciencia a la comunidad es un desafío fundamental para lograr una verdadera socialización de conocimientos e, incluso, despertar vocaciones profesionales. Para ello, un lenguaje claro y atractivo se vuelven imprescindibles, y cuánto más se agrega si se juega con el humor. “Hay química entre nosotros” es una muestra de que conjugar estas pretensiones es posible, y que la ciencia argentina aún tiene mucho para dar. Revista N&T felicita a sus autores por engalanar no sólo el concurso… sino al país.

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