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Cambio Climático: ¿qué es? y ¿hacia dónde vamos?

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El Dr. Vicente Barros es uno de los especialistas en Cambio Climático más prestigiosos del país. En esta nota comparte sus conocimientos, explicando de qué se trata esta problemática que a todos nos convoca.

“Cuando se habla de Cambio Climático en realidad se está haciendo referencia a un proceso que se inició hace unos 100-150 años después del comienzo del período industrial, y que probablemente se extenderá por un siglo más, según lo que haga la humanidad. Siempre ha habido cambios climáticos por motivos naturales, pero el concepto que hoy se utiliza como Cambio Climático refiere a aquel que es producido por el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero en manos del Hombre, es decir por causas antropogénicas. Dentro de las emisiones se destaca fundamentalmente el dióxido de carbono, que es el más importante, el que más está creciendo, y el que se produce por la quema de combustibles para generación de energía (transporte, producción de electricidad y de calor). Se trata de hidrocarburos: petróleo, gas y carbón. Este último es el más perjudicial, porque sus emisiones por unidades de energía son mayores (casi el doble que en el gas)”, señala el Dr. Vicente Barros.

En cuanto a los impactos que trae aparejada esta problemática, el experto indicó: “El primero de ellos es el aumento del nivel del mar, que creció unos 17 cm en el siglo pasado y que se ha acelerado en los últimos veinte años (arriba de 2cm por década). El segundo es un gran incremento en la frecuencia de las precipitaciones intensas, tormentas, y olas de calor, que causan daños de todo tipo y muchas muertes. Debido a la mayor frecuencia de lluvias intensas hay más inundaciones. Todavía no hay un consenso científico que asegure que la mayor frecuencia de inundaciones que se han suscitado en los últimos años sea consecuencia directa del Cambio Climático, dado que también ha habido otros factores que incidieron, como el cambio en el uso del suelo. Junto a una colega hemos hecho un trabajo sobre las causas del aumento de caudales del Río Paraná y Uruguay. En gran parte de la zona Norte de la Cuenca del Plata ese crecimiento se debió a la deforestación, y eso pudo haber influido en la frecuencia de inundaciones, pero no se puede descartar que hay una tendencia observada muy clara que señala un mayor registro de inundaciones en todo el planeta”.

Como contrapartida, el Cambio Climático ha provocado una reducción de las precipitaciones en las zonas de latitudes bajas y subtropicales del Hemisferio Norte, “desde México y el sudoeste de Estados Unidos, Centro América, pasando por el Mediterráneo, la zona sur del Sahara, hasta el Medio Oriente. Si bien se trata de zonas donde las lluvias son relativamente escazas, la situación se ha estado agravando”, agregó el Dr. Barros.

Las acciones que se deben llevar a cabo globalmente frente a este escenario están siendo discutidas a nivel internacional, y principalmente apuntan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial de dióxido de carbono. “Se logró adoptar como forma de negociación que los países definan metas voluntarias. La Conferencia de las Partes (COP21 2015) se celebrará en París, en diciembre próximo, y habrá que ver si esas metas voluntarias son suficientes para que el calentamiento no vaya más allá de los 2°C, que precisamente es uno de los grandes objetivos de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Si ese límite de 2°C (2°C por encima de la temperatura del período preindustrial) se traspasa, podría agravarse la situación: entraríamos en un ambiente desconocido, porque en los últimos 500.000 años hubo pocos momentos en los que se superó esa temperatura. Las emisiones de dióxido de carbono llegan al océano y a la biósfera, y la mitad queda en la atmósfera, produciendo así el calentamiento global, pero con más de 2°C la biósfera se vería complicada, y las selvas tropicales empezarían un proceso de “sabanización”, por lo que se disminuiría la cantidad de árboles y el contenido de carbono que sería liberado a la atmósfera. Igualmente, los bosques de pinos de las altas latitudes serían reemplazados por otras especies con menos carbono acumulado, y como resultado la biósfera, en vez de estar captando las emisiones de dióxido de carbono, las estaría emitiendo, retroalimentando el proceso de calentamiento y sus consecuencias. En cuanto al nivel del mar, en casos del pasado en los que se superó el límite térmico que se alcanzaría con 2 grados por encima de la temperatura del período preindustrial, los aumentos han durado siglos. Si esto volviera a ocurrir, habría un deshielo muy pronunciado en Groenlandia, y aumentaría el peligro de procesos irreversibles, como la reducción de la circulación oceánica del Atlántico Norte, que lleva el calor hasta la región de Escandinavia, y que podría desaparecer, dando lugar paradójicamente a una pequeña Edad de Hielo en el Norte de Europa”, advirtió.

“Se espera que las contribuciones voluntarias que harán las naciones en cuanto a la reducción de sus emisiones, en el marco de la Convención, puedan evitar que se superen los 2°C de calentamiento. Pero mi impresión personal, y la de muchos colegas, es que no van a ser suficientes”, enfatizó el especialista.

Consultado por las acciones que podría llevar a cabo la sociedad en su conjunto frente a esta grave problemática, subrayó: “Para reducir las emisiones en materia energética se abren dos líneas. Una es lograr una mayor eficiencia: la idea es que una gran parte de la inversión futura para reducir emisiones se destine a maximizar la eficiencia en el uso de la energía. La otra refiere al reemplazo de fuentes: se deben sustituir, por supuesto primero de forma parcial, aquellas a base de hidrocarburos, proponiendo en su lugar las energías renovables y la nuclear. El mayor problema de éstas es la competitividad económica, lo que se ha complicado con la baja del precio del petróleo. En el caso de la energía solar se estima que esa competitividad será posible en la próxima década, y habrá que ver qué ocurre con la nuclear, pero creo que si el barril del petróleo sube a 60 dólares podría ser competitiva. De todos modos, creo que no hay una receta universal: cada país tendrá sus alternativas para reducir emisiones. Por ejemplo, Inglaterra y Francia apuestan muchísimo a la energía nuclear, pero la elección de las fuentes depende de las condiciones y necesidades de cada país”.

 

¿Hacia dónde vamos?

“La profundización, o no, del Cambio Climático dependerá de cómo la humanidad reaccione, ahora y en el próximo decenio. Hay procesos que ya son irreversibles: el aumento en el nivel del mar va a seguir por lo menos por mil años, quizás más o menos acelerado, pero si superamos los 2°C se va a agudizar mucho. Otro cambio irreversible es la pérdida de biodiversidad, porque va a haber especies en extinción, y aún en el caso de poder preservar los genomas, no se podrán preservar los ecosistemas. Me refiero a que son procesos irreversibles en el contexto de la vida humana. Por ejemplo, la sabanización del Amazonas, si se produce un calentamiento muy fuerte, para fin de siglo tendríamos una sabana en lugar de una selva, pero quizás en 10.000 años sí sea recuperable”, manifestó el Dr. Barros.

Por último, el experto compartió una interesante reflexión: “En la Argentina no hay conciencia sobre el problema del Cambio Climático, y la poca conciencia que hay a veces parte de conceptos equivocados. Es cierto que, comparativamente, no es un país que esté sufriendo demasiado por el Cambio Climático, hay otros que tienen problemas mucho más graves, como es el caso de Chile, donde se ha dado una reducción de las precipitaciones prácticamente en toda la zona productiva. En Argentina no tenemos grandes inconvenientes, pero esto no significa que no los tengamos: hay inundaciones y olas de calor que cada vez son más frecuentes. Pero, sobre todo, debemos erradicar la visión equivocada que considera que no somos un país emisor de gases de efecto invernadero. Esto no es cierto: si bien Argentina emite el 1% del global, es lo mismo que ocurre con otras naciones, como Francia, España, Italia, los cuales están tomando medidas y compromisos muy serios. Cuando consideramos las emisiones per cápita, la Argentina tiene emisiones muy superiores al promedio y por encima de varios países desarrollados.

Los que más emiten son Estados Unidos y China, pero ellos solos no pueden resolver el problema porque constituyen solamente el 40% de las emisiones del mundo. El restante 60% está distribuido, por lo tanto, el hecho de que aportamos sólo el 1% no es una excusa válida para no tomar medidas. Mientras que los países desarrollados están disminuyendo sus emisiones, los emergentes las están aumentando, como es el caso de Argentina. Es decir, nosotros también somos responsables, nuestras emisiones per cápita son muy importantes, y esto significa que debemos hacer algo”.

 

Vicente Barros es Doctor en Ciencias Meteorológicas. Su trabajo de investigación se focaliza en la variabilidad y el cambio climático en el sur de América del Sur y en sus impactos hidrológicos. Asesoró en esos y otros temas ambientales al Gobierno Argentino, siendo director de la comunicación nacional a Rio 92 y de dos comunicaciones nacionales a la Convención del Clima de Naciones Unidas. Ha hecho las primeras contribuciones importantes para el desarrollo de la Energía Eólica en la Patagonia.

Ha sido hasta octubre de 2015 co-presidente del Grupo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) que lideró el Informe Especial “Managing the Risks of Extreme Events and Disasters to Advance Climate Change Adaptation” en 2012 y el quinto informe de evaluación del IPCC con el concurso de algo más de 300 cientificos de todo el mundo. Es miembro del Bureau del IPCC desde 2008 y de su Comité Ejecutivo desde 2010.

Es Profesor Emérito de la UBA en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y desde 1994. Investigador Superior del CONICET. Ha publicado 66 trabajos en revistas científicas con arbitraje internacional con alrededor de 3000 citas y de más de otras 100 publicaciones científicas y técnicas. Ha sido distinguido con varios premios, ente ellos en 2010 con el Premio Houssay a la Trayectoria y en  2013 con el Premio Konex a las 100 figuras de la ciencia nacional de la última década.

Nota por Lic. Daniela Bentivoglio

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