Ciencia

La UNRN y la Fundación INVAP incentivan las vocaciones por la robótica aplicada

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A priori, la robótica aplicada puede parecer exclusiva para expertos, pero para los alumnos que se adentran en este ámbito -con el apoyo de la UNRN y la Fundación INVAP- todo se vuelve más accesible y realizable. N&T sugiere explorar, con quienes lo hacen posible, los aspectos clave de un proyecto educativo que, de forma lúdica y mediante la metodología learning-by-doing, enseña ciencia, matemáticas, resolución de problemas y creatividad.

Por Lic. Natalia Lovece

En su cuarta edición, el taller de extensión de robótica aplicada sigue captando la atención de jóvenes estudiantes interesados en este tema. Es una iniciativa gratuita organizada por la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), junto con la Fundación INVAP. Su meta es crear ambientes donde los participantes puedan conocer los principios de la robótica aplicada, centrándose en la metodología “learning-by-doing”  o aprender haciendo, incluyendo numerosos ejercicios y actividades, siempre con un enfoque lúdico y constructivo.

En diálogo con N&T, el vicerrector de la Sede Andina de la universidad, Diego Aguiar, recordó cómo surgió la iniciativa: “En el año 2022, comenzamos a dictar cursos de robótica gratuitos para la comunidad y lo novedoso es que era para niños. Lo veía como algo significativo y estratégico porque era la primera vez que en esta sede teníamos una actividad para ellos, que son los que potencialmente se van a acercar a la universidad. Nos fue muy bien, tuvimos que poner un cupo por la cantidad de computadoras que teníamos”. Y comentó que posteriormente empezaron a dictar cursos para adolescentes y, en particular, desde el año 2024, se enfocaron en los estudiantes de los últimos años de secundaria y en aquellos que recién comenzaban la carrera de ingeniería electrónica en la UNRN.

Una de las causas por las que ofrecen estos programas es que en Bariloche cuentan con tres carreras relacionadas con la robótica: ingeniería electrónica, ingeniería en telecomunicaciones e ingeniería en computación. “Por lo tanto, nuestro objetivo es promover las vocaciones en las ingenierías, las cuales a menudo no son las que tienen más estudiantes inscriptos en las universidades”, comentó.

En segunda instancia, afirmó que intentan enriquecer el perfil y el entorno tecnoproductivo y, en este contexto, remarcó lo crucial que resulta la ciencia y la tecnología para la localidad: “Contamos con instituciones importantes a nivel nacional o en América Latina, como INVAP, el Centro Atómico Bariloche y el Instituto Balseiro, además de muchas empresas que abastecen a INVAP. Es una ciudad que requiere numerosos graduados de colegios técnicos o de ingeniería, por lo que es una apuesta interesante motivar a los jóvenes hacia el desarrollo de tecnologías innovadoras desde temprana edad”.

Aguiar mencionó un hecho que describió como paradójico, señalando que en una ciudad como Bariloche “existen pocas oportunidades para aprender sobre robótica a pesar de la gran demanda”. También indicó que, debido al éxito de la iniciativa de la UNRN, planean presentar un proyecto al Consejo de Docencia para crear un programa que formalice la formación en robótica. “El objetivo es que no dependa de una sola persona o de un profesor, sino que se convierta en una actividad constante de la sede”, destacó.

Objetivos, requisitos y acreditación

El taller se sitúa dentro del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) cuya finalidad es consolidar una propuesta académica de alta calidad vinculada con el proyecto de la Casa de Altos Estudios. Este cuenta con el respaldo de la Dirección de la carrera de Ingeniería Electrónica de la sede Andina, el Departamento de Educación Continua y la Subsecretaría de Extensión de la Sede Andina.

Como se menciona en el acuerdo, la formación propone estimular al estudiantado de forma temprana al ambiente universitario, vinculándolo con aspectos aplicados de las carreras desde un enfoque práctico donde pueda llevar adelante el desarrollo de prototipos incrementales incluyendo hardware y software en áreas productivas y desarrollo”. Su fin también es “disminuir la tasa de deserción de alumnos ingresantes, motivándolos a continuar con años superiores de la carrera”.

Respecto a los requisitos específicos para realizar el curso, sólo deben estar cursando 4°, 5° o 6° años del nivel medio o los primeros dos años de carreras universitarias afines a la ingeniería electrónica. “Nuestras carreras son muy masculinizadas por lo que utilizamos el criterio de género 50% mujeres y 50% hombres”, explicó Aguiar al referirse a otro de los factores que consideran para la admisión.

Sobre los criterios de aprobación y acreditación, los cursantes necesitan tener un 70% de asistencia y contribuir a la construcción de un robot, trabajando en grupo para alcanzar los objetivos del taller.

Vocaciones STEM

La Fundación INVAP tiene una función clave para que el programa se realice, ya que ha asumido -por tercer año consecutivo- la responsabilidad de solventar los gastos de honorarios, materiales y de la definición del público a convocar para cada taller.

En el caso particular del año 2025, la inversión ascenderá a los $3.560.000, monto que se emplea para la ejecución de dos capacitaciones durante los meses de mayo-junio (primer curso) y septiembre-octubre (segundo curso).

La directora ejecutiva de la Fundación INVAP, Alicia Vallejo, valoró la iniciativa de la UNRN: “Tenemos la convicción de la importancia del desarrollo científico-tecnológico para contribuir al progreso del país y, por supuesto, para lograrlo se necesitan más personas formadas en áreas técnicas”.

Confirmó que, con esa meta en mente, acompañan proyectos de este tipo, es decir, aquellos que impulsan vocaciones STEM (sigla en inglés que significa: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática). “Este impulso se hace mediante el acceso de conocimientos técnicos a los alumnos participantes, pero también acercando a los estudiantes secundarios a nuestra universidad pública”, aseveró Vallejo.

“Aprender haciendo”

El referente técnico y docente de la UNRN, Francisco Murcia, quien -junto a Diego Díaz- se ocupa de impartir el contenido, describió que la primera edición surgió en el año 2017, gracias a los fondos de la Fundación YPF y con el apoyo del director de la carrera de ingeniería electrónica, Javier Areta. En tal sentido, relató: “Esto fue motivado por el hecho de que algunos disparadores indican que los alumnos de las ingenierías durante los primeros tres años reciben mucha teoría. Por eso, buscábamos que tuvieran una aproximación a los conceptos, pero de forma aplicada, y la robótica fue la excusa para lograrlo”. Además, especificó que ven conceptos matemáticos, físicos, electrónicos, telecomunicaciones, mecánica, pero siempre desde un enfoque práctico para resolver un sistema robótico. “Lo que pretendemos es que los chicos conecten el conocimiento teórico con su aplicación en robótica. Queremos que vuelvan a reencontrarse con el entusiasmo de la carrera, que puedan experimentar a través del aprender haciendo”, aseguró.

Cada equipo se involucra en un juego o reto relacionado con la construcción de su robot, y al final deben mostrar que han logrado ensamblarlo y que funciona. “La dinámica del taller los pone desde el primer encuentro en una modalidad de equipo donde deben asignar roles. Estos roles les ayudan a definir y tomar decisiones, las cuales vamos verificando conforme avanzan y ajustan basándonos en los conocimientos que van adquiriendo en cada encuentro”, enfatizó el profesional, agregando: “Nosotros los vamos guiando, pero las decisiones toman ellos. Cada decisión representa un aprendizaje, incluyendo aciertos y errores, eso es lo que van capitalizando los alumnos”.

El programa busca fomentar el diseño y la fabricación de robots tipo Rover de diferente grado de complejidad. Para lograr esto, se combina el aprendizaje de varias áreas como programación de software, electrónica y mecánica. Los alumnos aprenden a programar en arduino y las aplicaciones de smartphone para controlar los robots. Incluso adquieren conocimientos sobre lógica de control autónoma, el uso de distintos sensores y actuadores, así como el montaje, la puesta en marcha e integración de sensores y actuadores de la plataforma robótica, entre otros aspectos.

Impacto social

Murcia, que también trabaja como ingeniero en Sistemas de INVAP, expresó que la ayuda obtenida a lo largo de estos años se relaciona con “el impacto social que genera la cantidad de jóvenes que se quieren inscribir todos los años para participar”. Detalló que reciben hasta 80 solicitudes, de las cuales “se seleccionan unos 30 o 35 alumnos por encuentro, o sea, por edición cerca de 100 alumnos han participado o han estado de alguna forma en el en el curso”.

Asimismo, dijo que “lo que aporta este tipo de programas es que los alumnos pueden familiarizarse con el ambiente universitario. Por otro lado, esto les ayuda a definir si les gusta la carrera de electrónica y telecomunicaciones, lo que amplía su espectro de conocimiento. Para los alumnos de primer y segundo año es una manera de conectar con la carrera que están cursando, pero desde un abordaje más práctico”. Otro punto positivo que resaltó es “el impacto social que genera que los alumnos participen de una instancia donde vean aplicado un desarrollo basado en conocimientos básicos de las disciplinas que componen la robótica, lo cual les permite orientar su interés hacia algo concreto”.

Al finalizar la entrevista, Murcia subrayó: “Es evidente para todos, el impacto que genera en la sociedad tener ingenieros que aportan valor a través del conocimiento al producir distintas cosas. En este caso, se trata de ingenieros que estamos formando o alentando a que se capaciten para resolver problemas con la excusa de la robótica”.

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