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Superbarbijos contra el coronavirus

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En una fase de la pandemia caracterizada por la transmisión comunitaria del virus, un amplio equipo de investigadoras e investigadores argentinos, encabezado por la física Silvia Goyanes, desarrolló un novedoso barbijo de uso social bautizado Atom-Protect. Su tela incorpora activos antivirales que inhiben al coronavirus en cinco minutos, además de bactericidas y fungicidas que lo vuelven autosanitizante, extendiendo su vida útil. Una pyme textil de La Matanza ya comenzó su producción masiva.

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“Se trata de barbijos de uso social que incorporan activos antivirales. Estos barbijos inhiben el coronavirus en cinco minutos”, resume Silvia Goyanes, doctora en física e investigadora del Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA, Exactas UBA-CONICET), y una de las directoras del proyecto que culminó con la fabricación de un barbijo de uso social fabricado con telas tratadas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas. Se trata de una herramienta clave en un momento de la pandemia caracterizado por un fuerte aumento en todo el país de la transmisión comunitaria del SARS-CoV-2.

El innovador producto y su tecnología, desarrollada por Goyanes junto a un equipo de científicos del IFIBA y del Instituto de Investigación e Ingeniera Ambiental (IIIA) de la Universidad Nacional de San Martín, que ya se comercializa con el nombre de Atom-Protect, supuso la firma -en los tiempos récord que le ha impuesto el coronavirus a la ciencia-, de un convenio de licencia de know how exclusiva entre el CONICET, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la UNSAM y la empresa Kovi SRL, una pyme textil de Lomas del Mirador, en el municipio de La Matanza, donde se produce la tela de algodón poliéster a la que los investigadores incorporaron los componentes antivirales.

La acción antiviral de estos “superbarbijos”, como rápidamente los bautizó la prensa, fue testeada por el Instituto de Virología del INTA de Castelar. En tanto, sus propiedades antimicrobianas fueron verificadas por un estudio del INTI.

El Atom-Protect combate todo tipo de microorganismos y virus pero no daña las células..

El Atom-Protect combate todo tipo de microorganismos y virus pero no daña las células.. Fuente: https://atomprotect.mitiendanube.com/

El barbijo, elaborado con tres capas, no sólo disminuye sensiblemente la posibilidad de infectarse con coronavirus o de contagiar a otros. Es, además, autosanitizante. La tela tiene propiedades bactericidas y fungicidas, lo que evita que el usuario respire sus propios gérmenes, condición higiénica que permite llevarlo puesto por más tiempo, hasta ocho horas diarias. “Todos los activos, iones de plata, iones de cobre y otros componentes antivirales, antibacterianos y fungicidas, están fijados a la tela por un polímero, por lo cual, resiste al menos 15 lavados -explica Goyanes-. Y la protección es de entrada y de salida. Lo que el usuario exhala, es eliminado en las dos capas interiores del barbijo por el bactericida y en la capa semipermeable externa por el antiviral, que además tiene un polímero adicional que lentifica la absorción de las microgotas que transportan las partículas virales, para dar tiempo a que actúe el antiviral”.

La profesora del Departamento de Física de Exactas UBA puntualiza que “se trata de un barbijo de uso social en un momento en que la circulación del virus es comunitaria y debemos poner el énfasis en la prevención de ese tipo de contagios”. Explica que no es un producto médico que, por normativa de la ANMAT, requiere tela no tejida. “Ésta es una tela tejida standard, fabricada con insumos disponibles en el país. Lo verdaderamente innovador es haber sumado a un dispositivo de uso social la capacidad de inhibir en menos de cinco minutos el agente patógeno que causa el COVID-19”.

El Atom-Protect no es citotóxico, es decir, combate todo tipo de microorganismos y virus pero no daña las células. Otra de sus ventajas respecto de barbijos de uso médico que repelen el virus por campos electrostáticos, es que esos dispositivos tienen fecha de vencimiento, mientras que los iones no se inactivan y pueden mantener por años su propiedad antiviral.

Vía plataforma online desde su casa, Goyanes pone de relieve la tarea de los jóvenes becarios que participaron de la investigación, desandando a diario, en plena cuarentena, el camino desde sus casas hasta la fábrica en La Matanza, para realizar pruebas a escala industrial de lo ideado en el laboratorio y adecuar la transferencia de tecnología a los procesos de una textil. “Por videoconferencia les íbamos diciendo: agregale un poco de hidróxido, el color de la reacción no es ése, y así. Son cinco becarios, cuatro de ellos de otros países latinoamericanos, que demostraron su compromiso con lo que está pasando en la Argentina. Sin ellos, nada de esto hubiera sido posible”.

Integrantes del equipo científico que desarrolló el "súperbarbijo".

Integrantes del equipo científico que desarrolló el «súperbarbijo»

El proyecto fue encabezado por Goyanes, que dirige el Laboratorio de Polímeros y Materiales Compuestos de Exactas UBA; Ana María Llois, directora del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología del CONICET; Roberto Candal y Griselda Polla, del IIIA (UNSAM). También participaron los investigadores Lucía Fama (IFIBA), Lucas Guz, Belén Parodi y Patricio Carnelli (IIIA). Y el reconocimiento de todos ellos es para las becarias y los becarios: David Picón Borregales, Lucía Quintero Borregales, Federico Trupp, Darío Díaz Díaz y Alicia Vergara Rubio.

El objetivo de los investigadores es que sus “súperbarbijos” cumplan una función social y protejan a todos y a todas, de ahí el requisito que sumaron al convenio de licencia: además de abonar regalías sobre sus ingresos netos al CONICET, Exactas UBA y la UNSAM, por la explotación de la tecnología, la firma Kovi donará el 10% de las telas que produzca a pequeños talleres y cooperativas del AMBA, para que confeccionen y entreguen en forma gratuita barbijos a quienes no puedan adquirirlos.

Por el momento circunscripta a este barbijo social, la potencialidad de esta tela tratada con antivirales parece ir mucho más allá. “¿Uno podría cubrir una camilla con esta tela, de modo de inhibir el virus y proteger al próximo paciente? -se pregunta Goyanes-. Yo creo que sí. No estuvo pensada para eso, pero las posibilidades son enormes”. Y proyecta: cobertores, camisolines, y aún elementos de protección de uso no médico, como fundas para asientos de colectivos, de pupitres, etc. En los días más difíciles de la pandemia, todo suma, y más suma la ciencia”. (Nexciencia)

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